Los carmelitas, historia

Los Carmelitas, es el nombre dado a los miembros de la orden del Carmelo, una organización surgida por la asociación hecha entre la virgen Maria (patrona de la orden)[1], el profeta Elias (prototipo de la vida solitaria y del encuentro con la divinidad) y el monte Carmelo que es donde el profeta ofreció sacrificios. Se dice que para el siglo IV y V vivían en el Carmelo Monjes griegos junto al manantial que posteriormente recibiría el nombre de «fuente de Elías» y se descubre una cueva en los alrededores con inscripciones que aluden a Elias y a Eliseo.

Para el siglo VI se conococe de la existencia de un monasterio de San Eliseo en el Carmelo. No obstante solo hasta el 1163 se conocen menciones directas a lo que será la orden de los carmelitas; el rabí Benjamín de Tudela menciona la construcción por parte de los cristianos de un templo dedicado a San Elias; en tanto para 1185, Juan Focas, monje de Patmos, habla de haber visitado las ruinas de un gran edificio consagrado a Elias. En otras fuentes se menciona también la existencia de ermitaños latinos conocidos como frailes del Carmelo. El Obispo de Acre, Jacobo de Vitry también alude a ellos.
Entre 1207 y 1214 emergen oficialmente como orden religiosa, sometidos a la fórmula que el obispo de Vercelli y patriarca de jerusalén, el prócer Alberto Avogadro les diera, “ a los ermitaños del monte Carmelo bajo la obediencia de fray B.,”, que al parecer aludía al religioso Brocardo. La orden enfatizaba la oración incesante, la soledad y la abstinencia.

En 1215 el concilio de Letrán decreta que no se admitirán nuevas órdenes religiosas, de donde a los carmelitas les toca demostrar su legalidad, obteniéndola por medio de Honorio III el 30 de mayo de 1226.
Para 1229, Gregorio IX no les deja tener propiedad así fuera esta colectiva, logrando con esto homologarlos con los mendicantes.
La invasión de los sarracenos en Oriente hizo tomar la determinación de trasladar estas órdenes hacia Europa para levantar conventos cristianos. Inocencio I por medio de la Bula Paganorum incursus, fechada del 27 de julio de 1247 oficializa esta postura, debiendo entonces los carmelitas cambiar su condición de ermitas a mendicantes. Con renovado brío, los carmelitas fundan conventos junto a las universidades europeas más famosas como Cambridge (1247), Oxford (1253), Paris (1259) y Bolonia (1260).

Para el siglo XIV debido a la peste negra y a la inobservancia de la regla la población carmelita disminuye drásticamente. Superado el cisma de occidente, Alejandro V nombra general único de los carmelitas a Juan Grossi en 1409, quien debe enfrentar la disminución de las vocaciones y las ansias de reforma a sus predicamentos. Efectivamente el papa Eugenio IV en su bula Romani Pontificis de fecha 15 de febrero de 1432 les permite comer carne algunos días de la semana y salir a los monjes fuera de su celda a realizar otras faenas por las instalaciones del convento.
Este breve recuento de la historia de la orden del Carmelo (carmelitas) nos conducirá indefectiblemente a la orden femenina del Carmelo y a las monjas de la virgen Santa María del Monte Carmelo, donde Teresa de Jesus habrá de ingresar en su momento.

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[1] Se hablabaría de la Señora del Monte Carmelo, pero con el tiempo se abrevió, nombrándose tan solo como la virgen del Carmen.

Carmelitas en España
Los carmelitas en España son un recuento histórico de la orden del Carmelo en la península Ibérica, previa al ingreso de Teresa de Jesús en uno de sus monasterios, para darle contexto a su vida y actuaciones.
Pues bien, en Aragón estas fueron las fundaciones de los carmelitas: Huesca (1256), Perpiñán (1265) y Lérida (1278): Luego vienen: Valencia (1281), Zaragoza (1290), Barcelona (1292), Gerona (1292), Perelada (1293), Manresa (1308), Valls (1320), Palma de Mayorca (1321), Campodrón (1352) y Calatayud (1354).
En Castilla, sobre 1315, San Pablo de la moraleja; 1334, en Santa María de los Valles (Torresandino. Luego vendrían Gibraleón, Requena, Toledo, Ávila y Lisboa.
Llegado el siglo XIV se habla de fugas y de conventos medio despoblados, asi como de rebeldia religiosa en Andalucía.
¿Y Cómo nace el capítulo de la orden femenina de los carmelitas en España?
Pues resulta que alrededor de las ordenes mendicantes primegenias habían núcleos femeninos de mujeres beatas; para 1452 la bula Cum nulla fidelium da autorización a la Orden carmelita para admitir dentro de sus filas y vestir sus hábitos, a vírgenes, viudas y beguinas, bajo la dirección de los frailes.
En Écija, Andalucía se funda el primer monasterio carmelita en 1457; luego acaece en Granada (1508), Sevilla (1513), Antequera (1520) y Paterna del campo (1537).
Respecto a Ávila, donde habrá de vivir Teresa, el convento carmelita de allí surge cuando doña Elvira González, en junio de 1479 constituye un beaterio que luego es trasladado a una case de la calle del Lomo, donde se erige una Iglesia dedicada a Santa Maria de la Encarnación. Luego le sucede en el cargo, Catalina del Aguila y posteriormente Beatriz Guiera, quien obtiene que el convento sea trasladado (en 1510) a un edificio más grande. Esto se hace realidad para 155 permitiendo que numerosas monjas soliciten su entrada (las anteriores fundadoras no admitían un número superior a 14 moradoras), llegando hasta 180 en un momento dado.

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