Esta es la primera parte de la biografía de Simón Bolívar, donde hablaremos de su infancia( muy lejos de ser el idílico personaje retratado por los historiadores habituales, era ante todo un humano, hijo de su tiempo y de su entorno). La familia Bolívar provenía de Vizcaya; existen rastros de la misma hasta el siglo XIII; en 1470, cuando pasaron a ser sometidos los feudatarios vizcaínos, también lo fueron los Bolívar. Migraron algunos elementos de dicha familia hasta América, en Venezuela, donde participaron en la fortificación del puerto de La Guaira, construcción de caminos, etc.
En 1773 don Juan Bolívar, poseedor de un capital cuantioso y persona de influencia en la sociedad caraqueña, se empecina en comprar para su familia un título nobiliario, es decir obtener para los suyos un escudo de armas; el título de nobleza (marqués de San Luis) costaba algo así como 22.000 doblones de oro. El asunto es que al exigir las autoridades los documentos para demostrar la pureza de su sangre, se comprobó algunos mestizajes no permitidos por los españoles. Se vino al traste la misión de don Juan Bolívar.
La ciudad de Caracas en el siglo XVIII se dice que tenía entre 40 y 45.000 habitantes. La mansión de don Juan Vicente Bolívar quedaba en la plaza de San Jacinto. Solo hasta los 46 años, luego de años de despilfarro y desenfreno, decide casarse y la escogida fue una niña de 15 años, Concepción Palacios y Blanco, una mujer bellísima pero de un genio fogoso. Tuvieron cuatro hijos, dos tranquilos como su padre, Juan Vicente y Juana; dos impetuosos como su madre, María Antonia y nuestro biografiado, Simón Bolívar.
Simón Bolívar nació el 24 de julio de 1783 y fue bautizado con el nombre de Simón, pues su padrino así lo pidió, el presbítero Félix Xerex y Aristeguieta. Desde muy pequeño tuvo varias niñeras, por así decirlo: doña Inés Manceba de Miyares fue la primera, luego la esclava negra Hipólita, con quien se dice aprendió las primeras palabras. ¿Cómo entender que su madre, doña Concepción Palacios y Blanco se alejara de su hijo de esta forma? Aducen los entendidos que ya presentaba los primeros síntomas de una enfermedad en el pecho, que años después se la llevaría a la tumba. Simón Bolívar jamás logró entender porqué su madre lo mantenía separado de ella y esto le causó algunos traumas. En todo caso y para hacer justicia histórica, la negra Hipólita lo colmó de mimos (lo malcrió, como decían nuestros mayores), satisfaciendo sus caprichos. Se dice que esta característica de creerse con derecho a mandar de don Simón Bolívar la fortaleció en esta etapa. Cuando el menor Simón Bolívar tenía 3 años, fallece su padre, don Juan Vicente Bolívar, presumiblemente de tuberculosis. Le toca ahora a su madre Concepción Palacios y Blanco, ocuparse de la crianza de los hijos y de administrar la fortuna familiar (ayudada de cerca por Feliciano Palacios), pese a estar progresivamente más enferma, sobre todo luego de su último parto donde murió una niña al nacer. Ahora el pequeño Simón Bolívar quedaría bajo el cuidado y educación de don Miguel José Sanz (su curador ad litem), un señor autoritario y tosco dedicado a la carrera judicial, con quien tendría muchos conflictos, pues el futuro libertador era muy difícil de someter y de orientar. Entonces doña Concepción, lo entrega a los mejores maestros de Caracas de su tiempo, en orden cronológico: el Padre Andújar, Guillermo Pelgrón, el doctor Vides y don Andrés Bello. A todos ellos, el precoz Simón Bolívar, “les quedó grande”. Era muy difícil de disciplinar, disperso y muy activo. Cierta hostilidad quedaría en don Andrés Bello hacia Simón aún hasta la edad adulta.
La primera educación de don Simón Bolívar estaba complicándose. Resulta que había un escribiente muy culto, muy estimado por la familia Palacios, don Simón Rodríguez, influído fuertemente por sus lecturas de Juan Jacobo Rosseau, que hablaba de educar para la felicidad; era tal su contacto con la familia Bolívar que sin proponerselo, se acercó al niño Simón Bolívar, con quien congeniaría. Simón Rodríguez no le imponía los conocimientos intelectuales habituales en los primeros momentos (lejos las matemáticas, los idiomas, la religión y las demás materias de costumbre), sino que quiso saber qué juegos y deportes le gustaban, que actividades…en esa medida, al son de diversión fue inculcándole deseos de superación; en sus paseos y caminatas le explicaba las leyes de la naturaleza, etc.
Cuando Simón Bolívar tenía 9 años, fallece su madre. Pero don Simón Rodríguez sigue entregado a la tarea de orientar al infante Bolívar: le enseña disciplina física, sobre los peligros de la naturaleza, de las reglas de higiene, le leía biografias de grandes hombres, le enseñó a montar a caballo, a nadar, a manejar el lazo, etc. No obstante en 1797 se supo de la participación de don Simón Rodríguez en planes subversivos contra la corona española (ya existía descontento contra el sometimiento ibérico) y tuvo que salir del país, cuando Simón José Antonio tenía tan solo 14 años. La educación y custodia de Simón Bolívar pasa entonces a manos de sus tíos, Feliciano y Carlos Palacios, con quienes tendría todos los roces habidos y por haber por su tendencia autoritaria y su personalidad que difícilmente toleraba una crítica. Buscando soluciones para su carácter indómito, le hacen ingresar en las Milicias de los Valles de Aragua, cuerpo aristocrático fundado por Juan Bolívar, donde le fue bien en términos generales por su estado físico y energía, si bien las relaciones con sus superiores no fue muy buena. Para 1798 era subteniente; abandona el Regimiento y regresa a Caracas.
Ver:Francisco de Paula Santander