Veamos a nivel científico la eventualidad de un impacto astronómico y cómo manejarlo. A nivel de referencia vale la pena mirar asteroides y cometas en el cine.Millares de pequeños cuerpos celestes golpean la superficie terrestre a diario.Entre más pequeños son, con mayor frecuencia caen en nuestro planeta. Lo contrario también es cierto. Entre más grandes sean, la probabilidad de chocar con la tierra es menor. Asteroides de un kilómetro de diámetro caen sobre la tierra aproximadamente cada 50.000 años; colisiones de asteroides grandes (5 km de diámetro por lo menos) se suceden aproximadamente una vez cada 10 millones de años.
Cuando ingresan a la atmósfera un asteroide (en realidad se llaman meteoros si corresponden a este tamaño) de 5-10 metros (algo que sucede una vez al año en promedio), estallan en la atmósfera superior con tanta energía como la bomba atómica de Hiroshima, unos 15 kilotones de TNT. Objetos con diámetros mayores a 50 metros caen aproximadamente una vez cada 1.000 años, produciendo explosiones similares a la ocurrida en Tunguska en 1908.
En los ejercicios de simulación de colisiones contra asteroides, se concluye que los asteroides potencialmente peligrosos para la tierra son acumulaciones de materia suelta o escombros unidas por efecto de la gravedad, no rocas sólidas. Sucede que los asteroides de estas características son imposibles de desviar, si cualquiera de ellos amenazara con estrellarse contra la tierra. Esto es debido a que la falta de cohesión en su estructura, impide que la energía del golpe se transmita de forma eficiente.Los fragmentos del objeto seguirían su rumbo hacia nuestro planeta. La única excepción ocurriría si el cohete con explosivos llegara al asteroide, unos 20 años antes de la fecha prevista para el impacto.
Sabemos que existe la posibilidad real de una colisión asteoride-tierra como la descrita. (puede ser de orden del 1% durante un siglo).Lo que no podemos predecir es cuando ocurrirá. Y si bien es cierto no hay que temer enfermizamente, podemos mirar hacia el llamado cinturón de Kuiper en el vecindario de Neptuno donde hay más de 100.000 bolas de hielo de más de 50 kilómetros de diámetro, que si su órbita se cruzara con la tierra, poseeríamos problemas serios.
Aclaremos cosas. Nuestros cohetes actuales no sirven para desviar un asteroide. ¿Por qué no? Porque los cohetes convencionales son ineficientes y el combustible quemado en la primera hora de vuelo ocupa más del 90% de la masa del proyectil.Claro, obtenemos una rápida aceleración, pero se reduce la carga transportable, como una gran bomba atomica. Bruce Conway propuso hace unos años la construcción de cohete de propulsión iónica, que permitiría aumentar la capacidad de carga transportable.
Pero tambien es cierto que difícilmente un asteroide aplaste nuestro planeta azul.
Las hipótesis propuestas para conjurar el peligro que representa una colisión de un asteroide contra la tierra, van desde detonar varias bombas atómicas en el asteroide o sus inmediaciones para desviarlo o frenarlo (ya que estallarlo no serviría, ya que los fragmentos seguirían con renovados bríos hacia la tierra; o serviría siempre y cuando los fragmentos fueran tan grandes como gravilla, de tal forma que se incendiaran al ingresar a nuestra atmósfera, como estrellas fugaces).
Recordemos. El impacto de un asteroide (de algo así como 10 km de diámetro) en la cuenca del Caribe, hace 65 millones de años (durante el cretácico terciario), pudo haber convertido a la tierra en el planeta más hermoso del sistema solar. ¿Cómo es esto? Si bien la colisión devastó la superficie del planeta y exterminó a los dinosaurios, puso en órbita (muy posiblemente) miles de millones de toneladas de escombros, dotando a la tierra con un anillo similar al de Saturno. Dicho cinturón habría tardado 100.000 años en formarse; unos dos o tres millones de años después, los residuos se precipitaron y quemaron en la atmósfera terrestre, desapareciendo el anillo.Pero antes de eso, el clima quedó descompuesto.
Sabemos que dicho cinturón de escombros habría proyectado una gran penumbra sobre la superficie terrestre y que la oscuridad volvió templado el clima tropical de regiones selváticas, lo que destruyó muchas especies. O sea que hubo dos adaptaciones de la vida, una con el anillo de residuos y otra después de la desaparición del mismo.
Bibliografía: varios números de Discovery Magazine.
Ver también: origen de la tierra y del hombre
Post original 2011, revisión 2013, 2017, 2018