Odisea dia uno del viaje a Madrid, colombiano en problemas

Hola. Esta es la narración del día uno del viaje a madrid, la odisea como he dado en llamarlo. Había llegado el esperado día, corra, adelantando trabajo, coordinando pendientes, delegando funciones. Que hacía falta, bloqueador, ibuprofeno,una cosa y otra. De shopping al centro de la ciudad para estar a día con los faltantes.
Así mismo anduve pegado a las redes sociales, pendiente de mis otros compañeros de summit y que estaban en tránsito hacia nuestro destino, recibiendo comentarios y notas respecto a la llegada. Hice web check in el día anterior así que llevaba algo adelantado para salir del país.
Rumbo al aeropuerto local, como siempre el taxista ejemplar que decide darnos vueltas de más para ganar unos pesos extra, pero digamos que dentro de la normalidad de la operación rebusque.¿Por Qué no hay un servicio de colectivos, autobús o sistema de transporte masivo al menos unas 4-8 veces en el día? Bueno, es factible que por el poco volumen de pasajeros en el terminal aéreo; tal vez un poco de desidia gubernamental o voluntad política y, quizás, falta de visión gerencial por parte de las autoridades.Son solo suposiciones pero creo que bien vale la pena dejar constancia.

Luego de 3 horas de espera y de la despedida triste, embarcar en un avión lleno. Vuelo con turbulencias pero al menos esta vez, ya más curtido, no sentí mayor temor (debería haber puesto en negrillas la palabra mayor, tuve muchos temorcitos por decirlo así).Como 10 minutos sobrevolando Bogotá porque había un problema de no se que magnitudes. Por fin aterrizamos. Eso no fue lo sorprendente, a la anterior demora, sumemosle 31 minutos encerrados en el dichoso avión esperando…no sé qué o porqué, la aerolínea jamás nos lo dijo.Luego, viendo que estaba sobre el tiempo, corra como loco (hasta donde podía con un desgarro en el gemelo interno de la pierna derecha)hasta emigración, fila 1, primera requisa, fila dos, mostrar pasabordo y pasaporte, rayos x, detector de metales, etc. Hasta ahí ilusionado en que embarcaría y listo.

Nada más desacertado. Un sujeto con aire prepotente de la aerolínea más grande del país, me dijo, que el vuelo ya estaba cerrado, que lo había perdido. -Pero ¿porqué si la culpa fue de uds? -¿Cómo así? Le cuento rápidamente la historia al sujeto, tomó mis documentos, junto a mí otras 9 personas de otras distintas conexiones también habían perdido el abordaje del vuelo a Madrid.En fila india todos detrás del tipo para anular los sellos de migración…esperar en un rincón, siendo como las 10 de la noche, con hambre, sed, sueño, mal genio y mucha frustración.

Hice llorar mi plan prepago de datos.Lei los mensajes de apoyo de mis amigos e informe a algunos de mi situación. Llamé a la casa e hice otro tanto.Como media hora después, nos devolvieron los pasaportes y, en mi caso, me mandaron a servicio al cliente, al fondo del piso 3 del aeropuerto. Preguntas van y preguntas vienen. Al final, verificaron mi versión, que el vuelo desde Ibagué se había demorado, que me daban un papel para hacer checkin en el siguiente vuelo hacia la capital española. Me alcancé a ilusionar, dije, que me toque esperar un par de horitas y sigo. Sí, claro. Para las 2 de la tarde del martes, es decir un día después.Resignado, me sentí Tom Hanks en su filme Terminal.

Me dije a mí mismo, tocó dormir aquí (con un frío bárbaro…no olvidemos que vengo de tierra caliente y Bogotá es muy frío para los calentanos que además no traje abrigo porque nos habían advertido que Madrid estaba a 40 grados centígrados en promedio…moralejas).Había almorzado muy ligero para evitar indigestiones y complicaciones digestivas en los vuelos.Traducción libre del anterior párrafo, tenía un hambre ciclópea asi que a comer se dijo. Mientras buscaba algo para cenar. Mi jefe me llamó, le conté la versión de lo sucedido y me envió un taxi, amablemente me ofreció su casa para pasar la noche.Acepté conmovido, agradecido como el que más. Son ese tipo de detalles que lo comprometen aun más a uno a entregar esfuerzo y cacumen por la Compañía.
Estaba tan rendido físicamente, que me dormí vestido.

¿Que aprendí? Que es preciso dejar más tiempo entre las conexiones aéreas, por lo menos dos horas para evitar sorpresas indeseables; que hay gente buena en el mundo y, que no todo es de película.

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