Aglutinantes historia

Los Aglutinantes en pintura sirven para lograr que las imágenes sean permanentes. ¿Cuál es su historia?
Los hombres primitivos mezclaban los pigmentos con grasa animal para lograr mayor adherencia.

Los romanos combinaban sus pigmentos con cera derretida y lograban unos retratos traslúcidos bastante interesantes.


En la edad media, los escribanos batían huevos y agua para decorar sus manuscritos. Este medio se conoce como tempera de huevo y era bastante duradero, debido a que la proteína se degrada al secar, volviéndose insoluble (¿Ha tratado alguno de ustedes de quitar una mancha seca de huevo del plato del desayuno?). Luego los artistas del renacimiento aplicaron esta técnica pero no quedaban satisfechos del todo. Los colores quedaban opacos y pálidos y la pintura se secaba muy rápidamente.
Mientras tanto al norte de Europa, los flamencos trabajaban en otro tipo de aglutinantes. Mezclaban los pigmentos con aceites vegetales de linaza y nuez, unos especiales aceites secantes que se polimerizan, es decir, que expuestos al aire, sus moléculas de grasa absorben oxígeno y se concatenan, formando una película insoluble.
Con el óleo, las técnicas de pintura se hicieron más elaboradas, permitiendo retocar y corregir sus cualidades antes de barnizarlos con goma laca. La fecha estimada de este invento de la pintura al óleo, como la conocemos se establece generalmente en 1430 y se le atribuye a los pintores Robert Campin y Jan van Eyck su perfeccionamiento.

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Ediciones 2014-18

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