Los comerciales pueden ser usados para enseñar inferencias, todo depende del educador y de su visión del mundo.
Si aprendemos a inferir podemos asumir el mundo de manera crítica, luego es válido usar los recursos disponibles para que los estudiantes aprendan a hacerlo. ¿Qué es lo que más abunda en el entorno? Internet, computación y televisión. Pues vamos a emplear este ultimo recurso, usando las propagandas para ejercitar el raciocinio de los alumnos.
Desde la perspectiva linguística, la publicidad emplea exhaustivamente las implicaturas o sugerencias por asociación. Esto quiere decir que no siempre se expresa el mensaje de manera explícita sino que la mayor parte de las veces se hace de manera implícita (cambia la manera de transmitir la información, dependiendo de la audiencia, la situación, etc.).
Siendo la publicidad una forma de comunicación que hace que el público compre los productos anunciados, emplea mayormente las implicaciones o las estrategias persuasivas manipuladoras (implicación o inferencia encubierta).
Pero dejemos este discurso y vamos de lleno con lo propuesto en el encabezado de este artículo.
Vivimos en un mundo saturado de inferencias, si no somos capaces de leer, oir o ver entre lineas, corremos el riesgo serio de ser engañados. Nos ganarán las sutilezas de la comunicación.
Si tenemos esto en claro, vamos a usar los comerciales para deducir las consecuencias. Se ponen a correr y se detienen antes que acaben, se les pide a los estudiantes que saquen deducciones, que deduzcan lo que se vende y qué pistas los llevan a sacar dichas conclusiones. Estudiar las expresiones faciales y los gestos, dar instrucciones sobre cómo se manifiestan las emociones en el lenguaje no hablado. Pida que noten matices y tácticas persuasivas.
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Ediciones 2014-18
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