Mitologia en Menfis Antiguo Egipto rey menes, Namer,Ptah, Atum, Naunet, Horus,Thot. Veamos algo de la mitología desarrollada en Menfis Egipto por allá sobre el año 3.000 aC.
De Namer, Nármer o Nimrod, podemos decir que es el primer gran conquistador postdiluviano, fundando la ciudad de las blancas murallas (Inb Hdj o JikuPtáh[5], “monumento conmemorativo del diluvio o Muro de la profecía”, capital dedicada a Path) que luego tomaría el nombre de Memphis, emprendiendo amplios proyectos de irrigación, que junto con el crecimiento de la población denotaba una economía próspera.
Para los sumerios fue llamado Enmerkar (o Balih), el inventor de la escritura. También podría corresponder a Ninurta, el dios de la caza, de la luz y del viento sur; hijo de Enlil y Ninmah. Su devoción particular por el dios Path lo hizo establecerlo como la religión oficial bajo su mandato.
Path se representaba con una figura humana vestida con apretadas ropas de momia de la que sobresalían las manos aferrando un cetro, de cabeza rasurada y barba postiza. Según la mitología local es el creador del mundo el soberano de los dioses, inventor de las técnicas y patrón de los artesanos. Al ser elevado a la cumbre del panteón, absorbió características de los otros dioses, incrementando su poder y eficacia sobrenatural.
Irrumpe bajo su gobierno lo que se dio en llamar “la teología sincrética menfita”, que se fundamenta en la concepción de Ptah como creador del país de Egipto y de sus elementos; está rodeado de ocho dioses (la Enéada) creados a su vez por Ptah para ultimar detalles del mundo y del ordenamiento territorial. Estaba Influida poderosamente por la teología hermopolitana. Los dioses locales se unen en uno solo, que reúne rasgos de todos. Su epicentro fue Menfis.
Ptah (en el bajo Egipto) era el dios supremo y creador, representando su nombre el significado de moldeador o diseñador. «El que crea vida en torno de un alfarero» «El que se unió al sol», dios de la magia y del artesanado que escucha las oraciones individuales.[6]
También tuvo hijos con Tefnet y en tanto que su consorte fue conocida como Neit, la «diosa guerrera» y «tejedora de formas».
Sería el autor de toda la creación por medio del pensamiento consciente y la mágica fuerza de su voz. Dentro de las posibilidades de comparación mitológica hormaría con la descripción de Ea o Enki.
Como dios joven desplaza y subordina a los más viejos (algo natural entre las civilizaciones del medio oriente):
« [Rey del Alto y Bajo Egipto] es este Ptah, que es llamado por el gran nombre: [Ta-te] nen [Sur de su Muro, Señor de la Eternidad] — [el unificador] del Alto y Bajo Egipto es él, este unificador que se alzó como Rey del Alto Egipto y se elevó como Rey del Bajo Egipto. (5) Perdida (6) —‘autocreado’, así dice Atum: ‘quien creó a los Nueve Dioses’.[7]
…
(48)[8] Los dioses que vinieron a la existencia de Ptah.
(49a) Ptah que está sobre el Gran Trono,… quien creó a los dioses
(50a) Ptah-Nun[9], el padre que [engendró] a Atum.[10]
(51a) Ptah-Naunet, la madre que dio a luz a Atum.
(52a) Ptah el Grande que es el corazón y la lengua de la Enéada.[11]
(49b) Ptah… de quien nacieron los dioses
…(53) Allí tomó forma, en el corazón [de Ptah],[12] y allí vino a la existencia, en la lengua [de Ptah],[13] algo en la forma de Atum, porque Ptah es el Grande que infundió la vida a todos los dioses y a sus kas por medio del corazón en el que Horus tomó forma y por medio de la lengua en la que Thot tomó forma,… (54) Como [una manifestación de Ptah].»[14]
Cuatro dioses (elementos) primigenios: Atum («el completo». Creado a sí mismo, articulando su propio nombre.), Naunet (esposa de Nun), Horus y Thot[15]. Ptah es padre y madre.
Hasta el momento los egipcios nos demuestran como concepción religiosa inicial un politeísmo que tiende, de alguna forma insistente hacia un dios supremo, asimilando los dioses locales, por conveniencias políticas o territoriales. Como en un comienzo su religión fue propia de pueblos cazadores, tendían a adorar a una especie de dios animal(al menos en parte), de tal forma que ese dios les fuera propicio y hubiera gran abundancia del animal que este dios controlaba, y, si estos eran peligrosos se minimizaban los daños.
De ahí que sus dioses llevaran, por ejemplo, cabezas de halcón, chacal, hipopótamos, etc. Al ir evolucionando culturalmente hacia la sedentarización agrícola (O al ser invadidos por hordas semitas que creían en divinidades antropomorfas), sus creencias se sublimaron también; tenían la creencia natural al sol, como dador de calor y de luz, como controlador del ciclo vital de río Nilo (deducible porque las crecidas siempre sucedían en el momento en que el sol alcanzaba una posición determinada entre los demás astros), siendo su nombre más conocido como Re o Ra.
Según parece, este concepto solar influyó en las nociones cíclicas de la vida, la muerte y el renacimiento (las asociaciones mentales podrían ser así: el sol nace por el Este, alcanza su cenit al medio día, la madurez hacia el Oeste y luego se pone, muere, para regresar de nuevo, remozado a la mañana siguiente).
Este cúmulo de comparaciones tenía semejanzas con el periodo de germinación del grano, que al madurar muere pero renace de sus semillas.
Se desarrolla la escritura jeroglífica y se comercia activamente con Oriente; obtenida la unificación egipcia, se da comienzo a la primera dinastía. Esta peculiaridad de identificar y numerar a los miembros de una familia real se le atribuye a Manetón, un historiador egipcio. La palabra deriva de un término griego que significa «tener poder».
Es por año 2.800 cuando se adopta el calendario solar egipcio, bajo la égida de Djer (o Khent)[16]:
El Año se llama renpet, una palabra que deriva del verbo renep, “ser joven, rejuvenecer”; este año se subdividía en las tres grandes fases de las actividades agrícolas (inundación, crecimiento de las plantas y cosecha).
Cada estación comprende cuatro meses de treinta días y cada día del mes es numerado del 1 al 30, para un total de 360 días, a los que se les añadían otros cinco días suplementarios. El comienzo de año lo marcaba la estrella Sirio (Sothis o Spedet) apareciendo en el horizonte justo antes de la salida del sol.
Fue una excelente mejora en la manera de computar los años, pero actualmente asimilamos el año solar con una duración de 365 días y cuarto, quiere decir que cada cuatro años el año solar egipcio llevaba un día de adelanto sobre el año astronómico. Al cabo de 120 años el adelanto era de un mes y solo después de 1.460 años volvían a coincidir los días. Este descubrimiento nos ha permitido ajustar y saber las fechas más exactas para los acontecimientos reseñados.[17]
[5] Es posible que los griegos hicieran derivar de este nombre el de «Aigyptos», y nosotros, de éste, el de «Egipto». Más adelante la ciudad se llamó Menfe, por lo que el lugar llegó a ser conocido por los griegos como «Menfis», nombre que habría de conservar en la historia.
[6] El pueblo lo invocaba, no directamente sino mediando el buey Apis como heraldo y oráculo. El animal escogido debía reunir una serie de características especiales como: debía ser de pelo totalmente negro, con una mancha blanca en la frente, en forma de diamante. O En la espalda, también debía tener una mancha blanca pero con la forma de un buitre con las alas extendidas. O Los pelos de la cola debían terminar separados en dos direcciones. El ritual de su culto incluía que no podían haber dos Apis al mismo tiempo; entre la muerte de uno y la consagración del otro debían pasar 60 días, porque, un Apis tan solo nacía la morir el anterior.
[7] A la Enéada. Como se verá, a pesar de que Ptah es dios supremo no se descartan las otras cosmogonías, sino que se integran en su propia creación.
Este número nueve, implica el término de una fase espiritual y la asimilación de experiencias para iniciar un plano superior; cierra el ciclo de los dígitos simples y se contrapone al uno, significando ya no unidad sino universalidad. Solo tiende a dispersarse y a volver a sí mismo, pero unido a algo, en este caso a Ptah, adquiere sentido.
[8] Aquí comienza el relato propiamente de la teología menfita. En esta sección Ptah es declarado dios supremo y todos los dioses no son sino manifestaciones suyas.
[9] Cuantos más nombres y formas se atribuyen a un dios más poderoso e importante es a los ojos de los mortales.
[10] Nueva integración en la cosmogonía menfita de las ideas de Heliópolis. Atum aparece aquí como dios creado por Ptah, frente a la idea de auto-creado de los textos heliopolitanos.
[11] El corazón concibe (representa la voluntad) y la lengua crea por medio de la palabra.
[12] El corazón representaba el conocimiento, la conciencia y era el responsable de los actos.
[13] La lengua era la encargada de llevar a cabo, por medio de la palabra, los deseos del corazón. Entre ambos daban origen a todas las cosas, que no existen si no tienen nombre. El nombre era uno de los elementos primordiales del ser humano, junto con el Ka, el Ba, el cuerpo y la sombra. Ni lo animado ni lo inanimado podía existir si carecía de nombre.
[14] Trascripción de la llamada piedra de Shabako (Estela de chabaka según otros autores), única copia de la teología menfita que se encuentra en el Museo Británico, encontrada en la página Web La Tierra de los Faraones http://www.Egiptología.org/Mitología/Leyendas/creacion_path/
[15] Estaba encargado de vigilar el peso del corazón en el juicio de los muertos. En él hallamos el caos formado por la materia líquida que contiene los gérmenes de las fuentes de la vida, mientras que en el sol (Ra) está el espíritu difuso a través de la materia.
[16] Los sumerios consideraban su año numerando el periodo de tiempo entre dos novilunios (meses de 28 días), completando doce periodos semejantes y una fracción, de tal forma que habían años de doce meses y años de trece meses. (El año litúrgico judío conserva esta manera de medir el tiempo)
[17] Tomado de Ortiz H. Angel E. Fundamentos Culturales del Judaísmo I, páginas 67-71.
Ver también: Cosmología en Heliópolis Egipto; Antiguo Egipto para viajeros y turistas, que visitar
Ediciones 2011-13-15