Rascacielos

Los rascacielos son sinónimo de edificios altos; ese será nuestro tema en este artículo.
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Nacidos como respuesta al desordenado crecimiento horizontal de las ciudades, que propiciaba grandes tiempos de desplazamiento desde las periferias hacia el centro de las ciudades, como respuesta a economizar espacio y tiempo, disminuir la polución y permitir erigir estructuras bellas y funcionales. No obsta recordar que en un comienzo las estructuras altas trataban de acercar al hombre a los dioses, de ahí que no fuese gratuito que los primeros edificios altos o construcciones elevadas fueran por lo general las iglesias.
Los primeros edificios tendían a ser monotemáticos, pero la tendencia actual es que sean torres y edificios altos de diversos usos. Se trata de incorporar en una única estructura, hotel, oficina, apartamento y comercio; se maneja la idea de cubrir las necesidades elementales de la población residente en un radio de acción reducido, que implique desplazamientos a pie cada vez más y minimicen el empleo de vehículos automotores.[1]Los mega rascacielos[2], las mega construcciones como el Tokyo’s Sky City[3] (o ciudad en el cielo del Japón) pretenden incorporar en un único espacio, trabajos, compras, diversión y residencia, sin descuidar zonas verdes y espacios al aire libre. Pero levantar estas monumentales construcciones implican desarrollos tecnológicos estructurales que permitan contrarrestar la acción del viento a grandes alturas, resistir convenientemente los sismos, poseer soluciones prácticas frente a los posibles incendios en los pisos elevados, lograr implementar sistemas de transporte horizontal y vertical que agilicen los desplazamientos con un mínimo de esfuerzo por parte de las personas, estar provistos de los sistemas de alimentación de agua y energía con sus debidos sustitutos en momentos extremos y, por último, contar con módulos integrados pero de alguna manera aislables en caso de atentados terroristas. Y como colofón, una red de alta seguridad en sus alrededores.
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[1] Véase: 100 de los edificios más altos del mundo. Ivan Zaknic, Mattew Smith & Dolores Rice. Editorial Paraninfo, Madrid 1999.
[2] Resulta paradójico ver como se canalizan grandes cantidades de recursos y de energía en levantar estos edificios altos en las grandes urbes, pero sobre todo para mejorar la calidad de vida de poblaciones que por si ya poseen elevados estándares de existencia, ingresos elevados, etc. Frente a estas colosales construcciones, casuchas de bahareque, de cartones, de plásticos, barrios de invasión, favelas, casas de material construidas folclóricamente, gente que sobrevive, economía informal, economía flotante (y es esta población, la que constituye mayoría en el mundo). Ojala algún día, alguien visione que en lugar de seguir fomentando la desigualdad, hayan accesos y oportunidades de lograr que estas poblaciones vulnerables, como la de los barrios populares y de invasión, como la de las casitas de pueblos y veredas, tengan acceso a elevar sus paupérrimas condiciones aspirando siquiera a “vivir” dignamente.
[3] Un mega proyecto que insta a que 35.000 residentes permanentes compartan su hábitat con 100.000 trabajadores, en una edificación de al menos mil metros de altura y más de 5.000 millones y medio de toneladas.

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