Salida de Egipto y diez mandamientos-estudio-ensayo-crítica

Vamos a estudiar un poco el tema “Salida de Egipto y diez mandamientos“, usando como material base los textos del antiguo testamento y un poco de teología crítica, aunada a algo de cultura contextual y temporal para emitir nuestro concepto.

Misión de Moisés.
El permiso solicitado (al menos intencionalmente) era de tres días de camino (por el desierto) para sacrificar a Yahvé.En el siguiente módulo, Moisés considera que los israelitas no creerán en su palabra y pide demostraciones convincentes para persuadir a su pueblo. Se le dan tres, una conversión de su cayado en serpiente (la Apophis de los egipcios) y la reversión del acto milagroso, la conversión de una mano sana en una mano leprosa ( y su respectivo “deshacer”, así como tomar un poco de agua del Nilo (el gran benefactor de Egipto), derramarla y se convertiría en sangre. Yendo de regreso a Egipto, absorto en su misión, (Éxodo 4:24-26) Yahvé pretende matar a su enviado, salvándose este, tocando los pies (léase genitales) del niño, su hijo que le acompañaba (reafirmando la propiedad del Señor sobre los primogénito dicen los exegetas). La solución definitiva (o mejor la sustitución ritual perfecta) la aporta Séfora circundando al niño, salvando de paso al hijo y al padre: tocando con el prepucio del niño los pies de Moisés(DHH). ¿Querrá decir prepucio con prepucio? ¿O que el prepucio circuncidado tocara los genitales de Moisés? La Septuaginta lo enfoca de otra manera:Y tomando Séfora piedra afilada circuncidó el prepucio de su hijo y arrojóselo ante los pies, diciendo: « ¡Esposo de sangre me eres tú!» El término traducido como esposo, viene del hebreo kjatán, que traduce pariente político. Sangre, dam en hebreo, también podría implicar jugo de uva o derramamiento de sangre. ¿Esposo homicida me eres tú? ¿Se refiere a la circuncisión o al niño? Si lo era la circuncisión, expresaba su asco por esta costumbre singular, desconocida entre su tribu (¿no supone que sus costumbres eran semejantes a las de los hebreos?). Si lo fuera el niño, tendría sentido siempre y cuando emblematizara a todo el clan, que por medio de este ritual se colocaran bajo la protección de esta divinidad. Si fuera Moisés, seguimos en ascuas (o como sus arquetipos Akenatón, casado con su madrastra y Edipo con su mamá, se referiría a que era pariente de él, aparte de esposa)… pero y si fuera Yahvé, que se interpuso entre los esposos e impuso una costumbre nacional, se podrían aclara las cosas.Superado este gran susto para la familia de Moisés, se presentan ante el Faraón él y su hermano. John Spencer (1.630-1.693), opinaba que Moisés era un hebreo «egiptizado», siendo efectivamente la cultura egipcia la que actúa como origen y modelo de la ley ritual. En el cuerpo de la leyes (rituales, políticas y morales), la ley moral es el Decálogo de semblanza imperecedera. Como intento de explicación racional de la ley mosaica, historiza su concepción, a sabiendas que todo proceso implica un comienzo y un final (de carácter temporal). Los hebreos recurren a la llamada «inversión normativa» para crear una para-legislación sobre el código egipcio, una normatividad que contraríe lo dicho por los egipcios.[1]
Entonces el faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: —Andad, ofreced sacrificio a vuestro Dios, pero dentro del país. Moisés respondió: —No conviene que hagamos así, porque ofreceríamos a Jehová, nuestro Dios, lo que es la abominación para los egipcios. Si sacrificáramos lo que es abominación para los egipcios delante de ellos, ¿no nos apedrearían?Iremos por el desierto, tres días de camino, y ofreceremos sacrificios a Jehová, nuestro Dios, como él nos diga (Éxodo 8:25 y 26, RV 1995).
Para los egipcios el carnero[2], el chivo y el toro eran animales sagrados y sería ofensivo si se les permitía a los judíos en el vecindario de Egipto hacer estos sacrificios.
[1] El eje central de los rituales egipcios se propone negar y vencer a la muerte, para asegurar una vida apacible en el más allá. No es gratuita la popularidad de Osiris. No así la religión judía primigenia que no quería la inmortalidad ni la posibilidad de continuar la vida después de la muerte.
[2] Era el animal de Amón y también de Khnum (dios local de elefantina).

Salida de Egipto.
Frente a la renuencia del soberano egipcio de permitir partir a Israel, desconociendo a la divinidad hebrea, proceden a ejecutar las famosas diez plagas. Como toda la crónica deuteronomista expuesta hasta el momento, se refiere más a fabulaciones con intención moral que a sucesos como tales, proponiéndose demostrar dentro de su interinidad el gran poder del dios hebreo subvalorado por el faraón. O mejor aún, el enfrentamiento de Yahvé contra las divinidades egipcias, teniendo Moisés y Aarón 80 y 83 años respectivamente.
En la última plaga, la muerte de los primogénitos rebosó la copa y coaccionó por fin al rey egipcio para que dejara marchar a los israelitas (eso dice la Biblia).
Se indica cuál será el primer mes del año, en base a la luna nueva: este será el mes de Abib[1] (marzo-abril), que posteriormente al exilio se llamará Nisán y que zodiacalmente corresponde al signo Aries. Parece indicar entonces que los israelitas se rigen por la luna y los gentiles por el sol, con la salvedad que cada 30 días los israelitas pedían la bendición de la luna nueva, en un ceremonial que duraba dos días y era seguido por una comida sagrada, celebración que databa por los menos del siglo VIII, ya que lo mencionan Amós y Oseas.[2]
Se trata de justificar históricamente la pascua (Pésaj), término relacionado con el verbo pasah «pasar de» o para decir que Yahvé pasa de largo. Es posible, cuenta Buber, que los más viejos semitas ofrendaran anualmente al primogénito del ganado menor (cordero) en tiempos de luna llena, festejando en comunidad con sus consanguíneos, marcando los dinteles con esa sangre, para alejar al demonio que mataba los primogénitos. Este mismo ritual fue acondicionado para el culto de Yahvé con otras connotaciones.
Pero el verbo asociado significa renquear o danzar dando brincos. ¿Al comienzo de las celebraciones de la pascua se hacía una danza ritual, con pantomimas y disfraces (de chivos), como en otras culturas?[3] Otra posibilidad barajable es que se conmemorara el paso del sol por la constelación Aries o de la luna por su punto culminante.
Originalmente existían dos festividades separadas, la de los ácimos y la pascua como tal (Éxodo 24:18), siendo la primera una práctica sedentaria (cananea en sus principios) y la segunda una práctica nómada. Como las dos festividades coincidían con el primer plenilunio de primavera, se convirtieron en una sola celebración, dedicada a Yahvé, a la cual no se le añadía ningún otro rito sacrificial ni se ligaba a santuario alguno: se le añadió una nueva interpretación.[4]
Durante esos siete días se habría de comer pan ácimo (matzot), es decir no leudado o fermentado.[5] La fiesta empezaría el 14 al atardecer (al inicio del día 15) del primer mes (el de Nisan, en pleno equinoccio de primavera), sacrificando un cordero. Durante esos días de fiesta, parte del seder (comida pascual), incluye hierbas amargas, un trozo de carne asada y un huevo (como símbolos del sacrificio pascual). La festividad duraba 7 días. (Éxodo. 12:15-23; Deuteronomio 16:1). Es sinónimo de ofrenda de libación o expiación, que en tiempos de los redactores deuteronomistas se hacía con vino y aceite (las vides y el olivo eran los productos bandera).
Se consideraba que esta era un sacrificio de sustitución de acuerdo con el Éxodo, reemplazando al primogénito que habría de morir en tierra egipcia, con un cabrito o cordero. Se celebraba en primavera, cuando se recogían las primicias de la siega; con la celebración de esta festividad empezaba el año eclesiástico.
Bajo la amenaza de dar muerte a los primogénitos de Egipto (incluyendo los animales), Yahvé promete desquitarse de las divinidades egipcias. Es esta fiesta la que recordará la victoria de la deidad israelita sobre las egipcias. Efectivamente según la leyenda así fue. El involucrar dentro del castigo alude directamente a la costumbre egipcia de zoomorfizar sus divinidades. Luego de este magno evento el faraón quedó convencido y mandó salir a los israelitas, porque él y sus familias pensaban: Vamos a morir todos. Según la exégesis rabínica, se refiere al miedo que implicaba para las mujeres adúlteras lo hijos habidos con un soltero diferente, que, siendo varios los hijos extramatrimoniales, eran varios los primogénitos que fallecerían.
La tradición, para darle peso y autoridad a la nueva saga, pone a Moisés a llevar los huesos de José de vuelta a tierra de Canaán. Para saber dónde estaba la tumba de José, se supone que Serha, hija de Aser, sobreviviente de aquella generación fue quien le indicó el sitio: dentro de un arca de metal sumergido en el Nilo.[6] Otra versión dice que se encontraba en el Valle de los Reyes.
Luego, la saga habla de la persecución egipcia, arrinconando entre el desierto y el mar a los hebreos, con 600 carros de guerra selectos. Pero los carros requerían tracción animal y los animales egipcios habían perecido según Éxodo 9:3-6. Y no podían ser cuadrúpedos de Israel porque ellos los llevaron consigo, dentro de la lógica interna y valor de verdad de sus axiomas. Ocurre a continuación el paso del mar de los juncos (rojo para la tradición), que reforzaría las creencias de los implicados, de acuerdo con el escribano. Obviamente nosotros, positivistas occidentales consideramos que si un incidente de este calibre llegare a haber ocurrido, hasta los perjudicados lo habrían comentado (y eran grandes escribientes y comentadores), pero no fue así, como tampoco pudo haber sido posible un Éxodo de la manara descrita, de acuerdo a lo estipulado en las explicaciones. Se trata de magnificar y sentar cátedra ética y religiosa para sus feligreses, no de historizar.
Llegados al capítulo 17, vemos un Moisés haciendo las veces de taumaturgo o intercesor (tampoco como sacerdote, porque llegada la ocasión estas funciones las desempeña su hermano Aarón; el aspecto litúrgico, como los sacrificios los hace su suegro), pero la labor militar la delega en otros como Josué; él es quien mantiene la línea directa con su deidad.

En el capítulo 18 lo vemos impartiendo justicia (es de suponer entonces que habría una especie de código o legislación vigente) para lo cual recibe sendos consejos de su suegro.

[1] “Primavera”, “espigas verdes”. Nombre cananeo del mes en el que se ha de celebrar la pascua judía.
[2] 1 de Samuel 20: 5-18. Amós 8:5. Isaías 1:13. Oseas 2:13
[3] 1 de Reyes 18:21 (BJ) Elías se acercó a todo el pueblo y dijo: « ¿Hasta cuándo vais a estar cojeando con los dos pies? Si Yahveh es Dios, seguidle; si Baal, seguid a éste.» Pero el pueblo no le respondió nada.
[4] Cuando no puedes vencer a tu enemigo, úneteles. La base popular, tan sugestionable a mitos y creencias, era en últimas quien sostenía los rituales en todos los pueblos, había que cederle espacios.
[5] En la fermentación se veía los síntomas de la descomposición, lo impuro, la muerte.
[6] MARTINEZ Sáiz Teresa, Mekilta de Rabbí Ismael, comentario rabínico al libro del Éxodo. Editorial Verbo Divino biblioteca midrásica, Navarra 1995, página 117.

Los diez mandamientos.
Los diez mandamientos compendian la religión israelita (son la ley moral) y nominalmente son un único decálogo, con variantes de riesgo. Veamos, el texto base, desde nuestra óptica es el de (BJ) Éxodo 20:1-17 complementándolo con Deuteronomio 5:6-21.
Siguiendo la tradición del Talmud, Filón, Flavio Josefo, Jerónimo, la Iglesia griega y los calvinistas, que aparentemente corresponde más a la mentalidad israelita[1], estos son los diez mandamientos:

I No habrá para ti otros dioses delante de mí. Excluye de facto, el politeísmo y el ateísmo.
II No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra.
No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque yo Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso[2], que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian, y tengo misericordia por millares con los que me aman y guardan mis mandamientos. Se ordena el monoteísmo en una época donde hasta el mismo líder, Moisés era monolátrico y no monoteísta. Los más severos predicarían una supuesta prohibición del ejercicio artístico; los más heterodoxos veríamos la salvedad interpuesta, que menciona darles culto.
III No tomarás en falso el nombre de Yahveh, tu Dios; porque Yahveh no dejará sin castigo a quien toma su nombre en falso.
IV Recuerda el día del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos, pero el día séptimo es día de descanso para Yahveh, tu Dios. No harás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el forastero que habita en tu ciudad. Pues en seis días hizo Yahveh el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó; por eso bendijo Yahveh el día del sábado y lo hizo sagrado. Deuteronomio ofrece otra explicación por la cual guardar el sábado, para recordar la salida de Egipto.
V Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que Yahveh, tu Dios, te va a dar. En Deuteronomio, textualmente seas feliz en el suelo que Yahveh tu Dios te da. Padre, involucra, en hebreo, a los abuelos y antepasados.
VI No matarás (literalmente, en hebreo, hacer pedazos, despedazar).
VII No cometerás adulterio (Esta último término también significa apostatar).
VIII No robarás.
IX No darás testimonio falso contra tu prójimo. En hebreo la palabra falso implica mentira, traición y engaño.
X No codiciarás la casa de tu prójimo, ni codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo.» El orden es cambiado en el Deuteronomio, apareciendo primero la mujer.
La palabra codiciar, en hebreo, connota deleitarse en y comprende también los siguientes significados: muy amado, amor, codiciable, codiciar, cosa, delicado, delicioso, deseable, Deseado, ser deseado, desear, estimar, preciado, precioso. A su vez, la palabra casa, implica familia, hija, huésped y linaje entre otras.
Esta ley moral fue complementada con una ley de acercamiento a Dios (ley del altar), estipulada en Éxodo 20:24-26 y 33:14-19 (desarrollada a cabalidad en el libro de Levítico) y con una Ley civil o nacional compilada en Éxodo 21:1; 23:13 y expresada a profundidad en los libros de Números y Deuteronomio.
Poseen como característica descollante la solidaridad entre sus asertos: no se requiere violar todos sus preceptos para quebrantar el pacto teocrático. Un idólatra no puede excusarse diciendo que no ha hurtado para justificar su presunta inocencia; violó una norma, por tanto aguarde su castigo respectivo. Es el rígido e inapelable silogismo hebreo.
Consideramos como altamente probable su redacción inicial en tiempo de los reyes (no antes) y su presentación final a la vuelta del exilio.Pero ya desde estas lejanas épocas, la ley era cosa muerta, figurativa, para los más “lentos”, o si no, véase como se mata en nombre de Yahvé, cómo se desea y goza la mujer del prójimo (¿o no lo son, los supuestos enemigos de Israel?), sus bienes y demás.

[1] Y en oposición al pensar de Orígenes, Clemente de Alejandría , Agustín de Hipona, la Iglesia Latina y los luteranos, que juntaban los dos primeros mandamientos en uno solo y dividía en dos la prohibición de los malos deseos (mujer y bienes, noveno y décimo)
[2] El símil entre pacto y matrimonio es bien evidente: la divinidad asume posturas de marido posesivo y el pueblo ha de adoptar el de esposa condescendiente, comprensiva y ante todo, obediente. Amor se homologa a obediencia, como en toda alianza desigual.

Ver también: Freud y Moises