Puros cuentos,libro de poemas,poesía. En puros cuentos hago un introito a un libro poemas que siempre quise escribir, que resumiera mis ideas y sentimientos de adolescencia y juventud…Ya no pienso de esa forma y ya no siente nada parecido. Los sueños se volvieron pesadillas y las metas son solo etapas de un largo proceso.
Puros cuentos,canciones de amor, fue la filtración de lecturas de poesía y experiencias durante 8 largos años, digamos que mi primera vez literaria,el introito a la magia de escribir(no puedo emitir juicios de valor sobre lo bien o mal que pudiera hacerlo porque soy juez y parte, solo que lo hago y que la poesía fue mi primera novia, la que se llevó esa virginidad creativa).
Lo que me quedó claro al parir este hijo policéfalo y obeso, es que escribir exorciza demonios y deja manejar las fobias y obsesiones con mayor facilidad.Fue una suerte de catarsis, de diario, de tratamiento psiquiátrico para pobres, de terapia solitaria contra la soledad, de confesión sin cura, de sacrificio sin arrepentimiento.
La poesía con su transmutación y simbología, sus metáforas y tropos, su contar historias sin detalles, su contar detalles sin historia, su ritmo cual canción, su canción cadente y sinuosa, me abrió los ojos a las dimensiones musicales de la palabra, del signo.
Cuando se ha sido autodidacta, se asimila en desorden influencias y fuentes inconexas, se lee al unísono y a capela por igual los románticos y a los nadaístas, a Neruda y a Huidobro.
Lo mágico de la poesía es que nos permite huír (si ello fuere posible) a mundos de azúcar y castillos de palabras, nos deja esquematizar un mundo mejor, una cantidad de ingenuidades propias de sueños truncados y esperanzas rotas.
Hacer poesía es burlarse de la prosaica realidad, es hacerle cosquillas en las axilas a un mundo soso y plano; leer poesía es usar el lenguaje con trasfondo, como un código para iniciáticos, si no comunica sencillamente incomunica pero deja dudas, no genera respuestas, pero fecunda derredor interrogantes e inquietudes.
Que sea esta la introducción que jamás escribí para el libro de poesía, Puros cuentos, canciones de amor.
“Dedicado a quien no aprendió a perder, al hijo del desierto, de la sal, del canto. También a Tí, a ese breve y sagrado poema, que poco entendí pero que me gustaba.”
El problema de un aprendiz de poeta es creer que con sentir descontento y rabia ya de por sí se esta haciendo poesía, pero con el tiempo aprendemos que el extracto final, como un perfume de calidad, solo queda después de un largo y minucioso proceso de elaboración, donde añadimos toneladas de ingredientes conocidos y recónditos para obtener solo una gota de aroma que puede o no gustarnos.
Este trabajo final de poesía fue dedicado a mi hijo Wolfang, un hijo que desee tener todo el tiempo y para el que he tratado de ser un buen padre…pero también lo dedique a la novia de adolescencia que oía mis poemas y con la que mirábamos las estrellas fugaces caer, a la que dejé ir cuando perdí a mi padre enarbolando una bandera rebelde contra Dios y contra la vida por habérselo llevado.
“La soberbia de los dioses marcó la consumación del holocausto. Algo, algo hizo falta: ¿Nosotros?”
Los ambientes apocalípticos (heredados de una formación bíblica para los que el fin del mundo era una cosa inminente,casi con seguridad para el cambio de siglo)dieron el telón a varios de estos textos de poesía primigenia, solo que la traigo a cuento en el seno de una romántica relación donde el orgullo, maldito orgullo lo arruinó todo.
“Si…aquellas magras historias guarnecen del crudo invierno cada vez menos; hemos de fabular y proceder a reconstruirlas, en tablillas de barro y multimedia; cada quien en su jamelgo, cada cual en su santuario. Igual no explica tu viaje con el aire, larga estela de suspiros y claveles, poros trascendentes y billeticos en las cartas.”
Luz Nidia Velásquez fue la novia por excelencia de mi rabiosa adolescencia, la que deje ir, la que vivía en Villarrica mientras yo estudiaba bachillerato en Cunday y me mandaba billetes de $200 dentro de una carta quincenal para que subiera a visitarla, para ella,la hechicera de ojos verdes y blanca tez que me supo comprender asi de mi parte no tuviera mayor ayuda,la que no se que fue de su paradero, para ella, este remedo de poesía.
“Antes de tí, un simple ocaso. Amor de oleaje en peña,dialecto de piel sobre los árboles; un zambullirse desesperado entre las simas del deseo, una incógnita contínua hasta tu rostro. Después de ti, el diluvio.”
Creo que fue Francisco I el que dijo:”después de mí el diluvio”. Pues bien, una gran mujer se halla pocas veces en nuestra vereda y cuando esta aparece, un cataclismo de proporciones monumentales sacude nuestro mundo, se resquebrajan inamovibles prejuicios…suceden cosas.
Acepten esta invitación a leer una pre-poesía de un pueblerino ambicioso y soñador, que quiso un mundo transparente y obtuvo espejos y cristales, para seguir soñando poesía.
…En estos días ha llegado a mis manos una par de cuardernos escaneados con muchos pre-textos escritos de mi puño y letra, los trazos se han vuelto con el tiempo más bruscos, los ángulos más rectos, la letra de alguna forma muestra cambios de paradigmas…No todos podemos ser grandes escritores, famosos ni reputados; algunos somos escritores pequeños, íntimos…y acaso ni siquiera escritores, solo cronistas…
El texto anterior data de 2011. En 2022 hice el salto para empezar la versión en inglés de dicho texto: Pure stories, love songs
Ver también: Dias de radio e infancia