Origen de la escritura cuneiforme Sumeria, Mesopotamia, historia

Tablillas, escritura cuneiforme Mesopotamia

Origen de la escritura cuneiforme Sumeria, Mesopotamia, historia. La escritura irrumpió en nuestro radar hace unos 5.000 años, puede parecer mucho tiempo o poco, depende la escala con que se compare. Si el marco temporal es la evolución humana es poco en realidad. Y fue inventada en el antiguo territorio de Mesopotamia, Sumeria.

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Las abluciones, estudio, ensayo, crítica, que son

Las abluciones son un tema fascinante, enmarcadas dentro de la religión y las mitologías.¿Que son las abluciones?

Generalmente son lavados rituales o ceremoniales de las partes del cuerpo o de objetos que tienen estrecho contacto con el mismos. Ejemplo: utensilios de cocina, alimentos, imágenes religiosas.

Formas de ablución pueden ser: inmersión, aspersión o lavado simple con agua. Se puede hacer con agua pura, agua salada, estiércol de vaca, arena e inclusive orina, dependiendo de la cultura particular que la realice.

Las abluciones son acciones simbólicas que no necesariamente buscan limpieza física, sino eliminar la impureza ritual o la contaminación.

Por lo tanto, no se debe interpretar su uso como forma de creencia mágica, manifestaciones primitivas de higiene o expresiones de psicología salvaje; creo más acertado considerar las abluciones como una manera de crear orden y abolir el caos en la realidad social.

Las abluciones y comportamientos simbólicos relacionados, se llevan a acabo en sociedades donde se han definido claramente las diferencias entre las fases de la vida humana. Así mismo, se llevan a cabo en relación con los diferentes sistemas sociales, roles de sexo y las funciones que una persona podría desempeñar en sociedad.

Llevadas a cabo en las etapas de transición como juventud adultez, por ejemplo, las abluciones son rituales y acciones simbólicas destinadas a evitar peligros inherentes en su nuevos estadios de desarrollo, lo que pudiera catalogarlas como ritos de paso.

Las abluciones que se realizan para pasar de lo profano a lo sagrado, son bien conocidas entre nosotros.Recordemos como el sumo sacerdote en Babilonia realizaba sus abluciones en aguas del río Tigris o Éufrates antes de llevar a acabo sus funciones diarias. Para las abluciones y aspersiones rituales había un edificio llamado «casa de lavado», construido al lado de la residencia del sacerdote o junto al templo. Allí, el agua vivificante de Apsu (el fondo primigenio de las aguas dulces) se empleaba para todo tipo de abluciones. El agua, el elemento creativo por excelencia se usaba para crear orden donde y cuando ese orden fuera amenazado.

En la religión china tradicional, la preparación para una ceremonia sacrificial demoraba tres días,lavando el cuerpo, las ropas y los utensilios sagrados.

En el antiguo Egipto, el faraón antes de participar en cualquier ceremonia religiosa, su cuerpo era purificado con agua y natrón.El agua, llamada » agua de la vida y la buena suerte, era traída de la piscina sagrada que estaba en los templos.

Los sacerdotes de Israel, en el Antiguo testamento a normas muy estrictas de pureza de acuerdo con el libro de Levítico y no se les permitía comer de las ofrendas sagradas a menos que hubieran lavado su cuerpo con agua; el mismo procedimiento era deseable antes de ingresar al templo. Estos mismos rituales se observan con ligeros matices en otras religiones.

En el Islam, una religión sin sacerdocio verdadero, cada creyente se debe lavar antes de las oraciones, que se realizan 5 veces al día mirando hacia la Meca. Cuando por cualquier motivo no se dispone de agua limpia (no de letrinas ni tocada por mujer; preferiblemente agua llovida), la arena es la alternativa.

Algunas veces son los dioses quienes deben someterse a abluciones antes de entrar en contacto con los humanos comunes y corrientes. Este es el caso de rituales en los templos egipcios donde las imágenes religiosas o estatuas eran sometidas a una purificación con agua, natrón e incienso cada mañana. O también está el caso del jainismo donde las estatuas que representaban al los dioses se bañaban a diario.

En el confucianismo clásico, 15 días antes de la ceremonia sacrificial, el guardián del templo y sus ayudantes seleccionan a los animales, luego los lavan a diario con agua caliente cada día hasta cuando llega el día del sacrificio.

En todos los casos, las abluciones siguen siendo actos simbólicos realizados por el hombre para prepararse y adaptarse al cruce de una frontera sociocultural, la transición entre dos formas sociales, etc.

El rito de iniciación es una muerte simbólica y posterior renacimiento, a menudo expresado a través de la inmersión en agua.

El parto, la muerte, la entrada y salida del mundo de los vivos son por esencia transitorias y por tanto peligrosas.

En muchas culturas, el periodo posterior al parto es de impureza para las mujeres (que a su ve pueden contaminar a aquellos que están en contacto con ella, sobre todo a los hombres).

Por tanto debe ser ritualmente purificada, antes de regresar a sus menesteres habituales. En la religión antigua egipcia, las mujeres debían cumplir con 14 días de purificación en una casa dedicada para esto.

En el judaísmo, el periodo de impureza depende de si la mujer dio a luz un varón o una niña, 40 días es lo prescrito para mujeres que han parido hombres y el doble de tiempo si han traído al mundo mujeres. Durante este tiempo la mujer no podrá tocar objetos sagrados ni mucho menos asistir al templo. Terminado su periodo de impureza debe ofrecer en sacrificio un cordero o un pichón de palomo o tórtola.

A menudo las viudas y los viudos deben ser purificados de su contacto con los muertos. En la religión china, el cónyuge que haya sobrevivido, debe practicar la vigilia, ayunar, lavarse la cabeza y el cuerpo antes de traer sacrifico a los antepasados.

En el antiguo Egipto, las abluciones eran parte frecuente del ritual realizado por los muertos y por los dioses para asegurar su entrada en una nueva vida.En el lugar de purificación o taller del embalsamador, el cadáver se lavaba con agua y otros líquidos para preservar su integridad.

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Ediciones 2013-18-21

Constantino I el grande-historia-biografia

Constantino I el grande (en latín, Flavius Valerius Aurelius Constantinus Augustus):

«De entre todos los emperadores romanos, él solo honró a Dios, el Altísimo, con extraordinaria devoción, él solo anunció con valentía la doctrina de Cristo, él solo exaltó a su Iglesia como nadie desde que existe memoria humana; él solo puso fin a los errores del politeísmo y abolió toda clase de culto a los ídolos.» EUSEBIO DE CESÁREA, OBISPO

«Ese monstruo Constantino. […] Ese verdugo hipócrita y frío, que degolló a su hijo, estranguló a su mujer, asesinó a su padre y a su hermano políticos, y mantuvo en su corte una caterva de sacerdotes sanguinarios y cerriles, de los que uno solo se habría bastado para poner a media humanidad en contra de la otra media y obligarlas a matarse mutuamente.» PERCY BYSSHE SHELLEY

(Nis[1], actual Serbia, 27 de febrero 272-Nicomedia, hoy Izmit, actual Turquía, 22 de mayo 337) Emperador romano (312-337). Hijo de Constancio I Cloro, augusto de Occidente (305-306), y de Helena[2], Flavio Valerio Constantino fue educado en la corte del emperador Diocleciano, en Nicomedia.

En el verano del año 306, durante una campaña contra la tribu escocesa de los pictios, Constancio Cloro murió en Britania e inmediatamente el ejército aclamó a su hijo como augusto de Occidente. En un principio, Galerio, augusto de Oriente, reconoció a Constantino la dignidad de césar, pero al fin tuvo que aceptarlo como augusto.

Al año siguiente, sin embargo, la tetrarquía, el sistema de gobierno del Imperio Romano ideado por Diocleciano, entró en crisis a causa de las rivalidades entre los diferentes tetrarcas, hasta que en el 308 estalló una cruenta guerra civil que enfrentó entre sí a los cuatro augustos legales (Galerio, Constantino, Licio y Maximino Daya) y un césar ilegítimo (Majencio). [3]

Muerto Galerio (311), Majencio y Maximino Daya se aliaron para luchar contra Constantino y Licio, quienes también se vieron obligados a unir sus fuerzas. De hecho, hasta entonces Constantino no había tomado parte en la guerra civil, ocupado en su sede de Arevi en la organización del ejército y en rechazar los ataques de francos y alamanes contra la Galia.

Sus tropas, cuyas filas formaban numerosos bárbaros, se encontraban, en consecuencia, en condiciones relativamente buenas. Por este motivo, cuando irrumpió en Italia, se impuso con facilidad al ejército de Majencio en el valle del Po y pudo marchar rápidamente sobre Roma. Cerca de esta ciudad, el 28 de octubre del 312, derrotó en la decisiva batalla del puente Milvio[4] al propio Majencio, quien se ahogó en el Tíber en su intento de huir.

En el 313, Constantino y Licinio promulgaron el edicto de Milán, por el que reconocían a la religión cristiana iguales derechos que a los cultos paganos[5]. Ese mismo año, la victoria de Licinio sobre Maximino Daya en Asia Menor permitió a los dos augustos vencedores repartirse el imperio: Tracia, Egipto y las provincias asiáticas quedaron bajo la jurisdicción de Licinio, mientras que el resto del territorio fue para Constantino (314).

Tras casi un decenio de paz, en el 323, una nueva guerra hizo de Constantino el emperador único, tras derrotar en Nicomedia a Licinio, quien murió al poco tiempo (324)[6].

Instalado en Oriente y dedicado a la protección de la frontera del Danubio, Constantino nombró césares a sus cuatro hijos y les encargó el gobierno de diferentes regiones: la defensa del Rin fue confiada a Crispo, su primogénito, a quien acabaría por hacer ejecutar[7]; Hispania, Galia y Britania, a Constantino; Italia, Iliria y África, a Constante; y Egipto y las provincias asiáticas, a Constancio.

Esta descentralización del poder se hizo más efectiva por la existencia de cuatro prefectos del pretorio colocados al frente de las prefecturas de Oriente, Iliria, Italia y Galia.

Aunque Constantino mantuvo siempre el principio formal de tolerancia religiosa[8], durante toda su vida promovió la expansión del cristianismo, que convirtió de hecho en religión oficial[9].

El emperador participó personalmente en asuntos eclesiásticos, y así, intervino en el cisma donatista (314) y convocó el primer concilio de Nicea (325), que condenó la herejía arriana.

Con todo, posteriormente se inclinó por el arrianismo, y poco antes de su muerte, fue bautizado por el obispo arriano de Nicomedia. En el 330, trasladó la capital del imperio a orillas del Bósforo, a la antigua colonia griega de Bizancio, ciudad que fue reconstruida y cambió su nombre por el de Constantinopla. Tras haber derrotado a los godos (332), el emperador falleció cerca de Nicomedia, en el año 337, mientras preparaba una campaña contra los persas.

[1] Nissus, Nich. Como fuente complementaria hemos usado Deschner Karlheinz. Historia criminal del cristianismo (Kriminalgeschichte des Christentums). La época patrística y la consolidación del primado de Roma. Colección Enigmas del Cristianismo Ediciones Martínez Roca, S. A, Barcelona 1991.

[2] Santa según la Iglesia. …« supuesta princesa británica, había sido pagana y tabernera (stabularid) en los Balcanes. Con esta santa vivió en concubinato Constancio Cloro antes de su primer matrimonio (con la emperatriz Teodora), y luego en una situación de bigamia.

La aristocracia grecorromana llamaba a Constantino «el hijo de la concubina»; Ambrosio, doctor de la Iglesia, incluso dejó escrito que Jesucristo la había elevado «del fango al trono». (Pero en 326, cuando ella emprendió una «peregrinación» a «Tierra Santa» y el obispo Eustatio de Antioquía se atrevió a decirle algo semejante cara a cara, Constantino lo envió al exilio, de donde no regresó jamás.) Las familias gentiles más notables despreciaban a Elena por sus orígenes, y la futura santa, «intrigante, autoritaria y totalmente desprovista de escrúpulos», hizo cuanto pudo por alejar a Teodora de Constancio con la colaboración de los cristianos y la desterró a unas dependencias del palacio con su familia; todo ello para asegurar la sucesión a su propio hijo»

[3] « Una vez se vio dueño de la Britania y la Galia, en el año 310 emprendió el saqueo de España, es de suponer que para privar a Roma del aprovisionamiento de los cereales ibéricos, e indisponer contra Majencio a la población hambrienta.

[4] La historiografía cristiana trató de hacer ver a Majencio como la encarnación del mal y a Constantino como su salvador.

[5] A Licino casó con su hermana Constancia para refrendar el acuerdo.

[6] Este conflicto se manejó como si fuera una guerra de religión, cuando lo que estaba de por medio era la ambición de ser cada quien el único Monarca de los territorios.

[7] Muy probablemente muerto por envenenamiento. Lactancio (en Galia) había sido uno de sus mentores (de Crispo).

[8] ¿? En 315, Constantino hizo de la conversión al judaísmo un crimen capital; tanto el judío proselitista como el cristiano converso eran reos de muerte.

[9] Así Constantino hubiera venerado al Apolo gálico, al mismo Hércules. Se sabe así mismo que «durante mucho tiempo siguió acuñando monedas con figuras de dioses paganos como Sol Invictus, Júpiter Capitolino y Marte, siendo el primero de éstos el que durante más tiempo tuvo culto oficial, tanto así que la festividad del domingo, introducida en 321, era en realidad el llamado dies Solis; con ella Constantino, notorio antisemita, evidentemente quiso reemplazar la fiesta judaica del sábado por el día del Señor cristiano. Poco antes de su muerte, Constantino hizo representar su persona en una estatua de pórfido bajo la figura de Helios, e incluso la víspera de su fallecimiento restableció una ley antigua por la que «los sacerdotes paganos quedaban exentos a perpetuidad de los tributos inferiores». De sí mismo afirmaba que jamás había cambiado de divinidad a la hora de recogerse a rezar».

…«En tiempos de Constantino empieza la metonimia (tanto en latín como en griego) de la palabra «iglesia» para significar tanto la comunidad de los creyentes como el edificio, antes llamado también templum, aedes y otros nombres.»…De ese tiempo data la Basílica de San Pedro en Roma…. « Sin embargo, es evidente que Constantino, homo politicus al fin y al cabo, tendría sus motivos para dispensar tantos honores, favores y riquezas. Al contrario que el pueblo ingenuo, los que mandan nunca dan nada «por el amor de Dios». No existiendo en aquella época librepensadores —según la opinión autorizada—, poco nos importa saber si el emperador, que durante algún tiempo y antes de manifestarse como cristiano fomentó con más asiduidad que ninguno de sus predecesores el culto al sol, fue en realidad un creyente sincero y hasta qué punto. Cuando era soberano en las Galias, donde los cristianos eran relativamente poco numerosos, apenas hizo ningún caso de ellos. Sólo cambió cuando pasó a reinar sobre Italia y el norte de África, donde aquéllos abundaban más, y no digamos después de conquistar las provincias orientales, casi totalmente cristianizadas. El hecho decisivo es que Constantino, hombre del «cambio», «revolucionario», pasó y pasa por haber sido cristiano y más aún, ejemplo magnífico de príncipe cristiano ideal. En este sentido, nos importan sobre todo las consecuencias de su política, «conducida en nombre del cristianismo y con plena colaboración por parte de éste», consecuencias que a través de merovingios, carolingios, Otones y el sacro Imperio romano germánico han empapado toda la cultura europea y se han prolongado hasta nuestros días.»