Bela Bartok-historia-biografia-obras-vida

Bela Bartok-historia-biografia-obras-vida; nació el 25 de marzo de 1881 en Nagyszentmiklós, perteneciente en aquellos días a Hungría y actualmente a Rumania (con el nombre de Sânnicolau-o Sinnicolau- Mare).

Bela Bartok fue un importantísimo compositor húngaro, pianista, etnomusicólogo y profesor, ampliamente conocido por el sabor de Hungría en sus principales obras musicales, que incluyen obras musicales, trabajos orquestales, cuartetos de cuerda, solos de piano y otras.

Sus padres ejercían profesiones liberales y eran músicos aficionados, pero voluntariosos. Cuando Bartok contaba con 5 años de edad recibió su primera lección de piano: su madre (Paula Voit) comprobaría enseguida la enorme facilidad para el ritmo en el niño. Por eso no es de extrañar que ante la prematura muerte del cabeza de familia, ella tratase de obtener, por todos los medios, el dinero no solo para el sustende del pequeño Bela, sino también para costear su educación musical.Con ese propósito daría clases de piano y trabajaría como profesora en otra ciudad, actualmente englobada en la república rusa: Nagyzollos.

Los esfuerzos de la madre de Bela Bartok serían recompensados, pues ya desde los 9 años escribiría sus primeras composiciones: dos sencillas polcas dedicadas a sendas amigas.

Un tal Aldörfer, organista profesional tuvo ocasión de escuchar a la joven promesa y le auguró un gran futuro, intentando por sus propios medios de hallarle además, escuelas más acordes con su talento.

Cuando Bela Bartok tenía 11 años, da su primer concierto público de piano.
Su familia debe trasladarse a la ciudad de Pozsony (actualmente ciudad eslovaca), le permitió acceder a nuevas influencias y a ampliar su repertorio, que ahora abarcaría desde Bach hasta Brahms, sin dejar por fuera al compositor nacional: List.

Llegado el año de 1889, cuando Bartok tenía 18 años, hubo de decidir en qué ciudad terminaría su formación, teniendo la disyuntiva entre las academias de Viena (en cuyo conservatorio había audicionado y había sido admitido) y la de Budapest. Pero Ernö Dohnányi, pianista y compositor (y abuelo del director de orquesta del mismo apellido), sugirió a Bela Bartok que estudiase en Budapest, dadas sus condiciones, ingresando en la Real Academia Húngara de Música, en lugar de Viena. ¿Qué hubiese sucedido de permanecer en Viena? No lo sabremos nunca. Dohnányi colocó al joven músico bajo la batuta de Janos Koessler, profesor de composición y, quien puliría el talento de Bartok, ejerciendo además, con su carácter y capacidad de previsión, el rol paterno del que tanto necesitaba el futuro autor de «El mandarín maravilloso» (1918-1919).

Debido a las excepcionales condiciones de Bela Bartok como instrumentista, y habida cuenta de la precariedad económica de su familia, deciden sus mentores convertir al joven en un gran pianista y potenciar sus dotes de compositor más adelante.Por supuesto que se convertiría en un reputado músico de cámara, codiciado por los conocedores musicales del momento en Budapest.

Fue por ese tiempo cuando compuso obras de notable envergadura como su primera Rapsodia, escrita en 1904 (Se dice que esto fue consecuencia de descubrir la música de Richard Strauss, quien estimuló sus dotes de compositor e influyó estilísticamente en el joven Bartok, quien de todas formas trató de adaptarlo a las formas nacionales) y, el poema Kossuth (1903; el tema es la vida del patriota húngaro Lajos Kossuth), muy rara vez grabado pero magnífico en su concepción.

Para el año de 1905 Bela Bartok viaja a París, al festival quinquenal Rubinstein, donde obtendría reconocimiento, ya no como pianista sino como compositor. Fue durante este periplo que tuvo contacto con la música de Debussy. De los impresionistas atraerían a Bartok la elegancia del color orquestal y la escritura modal.

Oyendo cantar a una campesina, Bartok comprende que la música popular contiene elementos fácilmente asimilables por la tradición culta, y realiza entonces su primera notación de una canción húngara. Conoce al músico Zoltán Kodály, quien será su cómplice en esto de transcribir canciones populares húngaras, rumanas, eslovacas, servocroatas, etc.Un trabajo que tendría como correspondencia algunos de los arreglos más hermosos del siglo como las Tres Canciones del distrito de Csik, el allegro urbano, Las Danzas populares rumanas y muchísimas otras piezas de sorprendente calidad.
Hace un segundo viaje a París, esta vez en compañía de Kodaly,intimando con la música francesa y permitiéndole adquirir mayor popularidad en el resto de Europa.

En 1909 contraería nupcias Bela Bartok con Marta Ziegler (de quien se divorciará en 1923), quien un año más tarde le dará un hijo. En 1911 Bartok escribe su única ópera, El castillo de Barba Azul, que no sería muy bien recibida en su patria.
En esta década, Bartok ampliaría su repertorio etnomusical; por poner tan solo un ejemplo, en 1913, después de sus viajes por los Balcanes, había transcrito 2720 canciones húngaras, 3500 canciones rumanas y 3000 canciones eslovacas.

Pronto aceptaría cargos burocráticos que le alejarían de su carrera como pianista. Luego de este marasmo inicial, compondría varias partituras de desangrante belleza, como son el ballet «El príncipe de madera» (1917) o los Estudios para piano (1918).

En la medida que se iba comprobando la raíz común del folclore eslavo, a Bela Bartok eso de los nacionalismos se le hizo algo rancio y anquilosado, preconizando ahora la confraternidad de los estados en una época de turbulentos conflictos de fronteras. Tuvo serios problemas políticos en su país lo cual no le impidió seguir destacando como virtuoso al piano, dando recitales por toda Europa.

Llegada la década de 1930 el fascismo arriba a Hungria y la vida del ilustre compositor se iba haciendo más complicada cada vez. Muchas de las obras más brillantes de este periodo (Música para cuerdas, percusión y celesta, Divertimento, el Concierto para violín de 1938) fueron encargos foráneos. Bartok se enfrenta abiertamente al fascismo con todos los problemas que ello acarreaba. Por fin, en 1940 se exilia en los Estados Unidos. Un nombramiento como asistente de investigación en música en la Universidad de Columbia, le permitió seguir trabajando en folclore, transcripción, edición y publicación de canciones serbo croatas. Con su esposa, la pianista Ditta Pasztory, haría incluso algunos conciertos. Pero no encontró en Norteamérica excesivas motivaciones y, soñaba con regresar a su país para «descansar para siempre». Muy transido por la nostalgia (y deteriorada su salud debido a la leucemia), Bartok volvería a la composición en sus últimos años americanos, escribiendo una sonata para violín destinada a Yehudi Menunhin y también el colosal Concierto para orquesta, entre otras grandes obras más.

Bela Bartok fallecería el 26 de septiembre de 1945 en Nueva York, Estados Unidos.

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Ediciones 2011-15

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