¿La leche es mala para la gota? El consumo de leche es recomendado desde muy temprana edad, gracias a que esta aporta un abanico de beneficios al organismo, orientados a un mejor desarrollo y una mejor respuesta inmunológica. Es por esto que resulta muy normal encontrarla en dietas especializadas, ya sea para tratamiento de enfermedades o para programas de alimentación.
La gota es una enfermedad que presenta un tipo de artritis en el paciente, con la peculiaridad de esta puede llegar a afectar a cualquier individuo. Como podemos pensar, gran parte de su sintomatología abarca dolores intensos y repentinos en distintas articulaciones del paciente. Como consecuencia, se observan también algunas respuestas dermatológicas como hinchazón y enrojecimiento.
Como muchas enfermedades, la gota remite al paciente a un régimen alimenticio especializado, con el cual pueda encontrar una mejor respuesta por parte de su organismo durante el desarrollo y tratamiento de la enfermedad. ¿Es malo consumir leche para la gota?
Se ha descubierto que el consumo de leche en polvo descremada puede prevenir de manera notable episodios de gota. A continuación, profundizaremos más sobre el consumo de leche y la gota, para entender de qué manera podemos aprovechar a uno de los mayores aportadores de calcio para lidiar con esta forma de artritis.
Leche descremada y, además, enriquecida
Una investigación realizada en Nueva Zelanda, en la Universidad de Auckland, se realizó con el propósito de contrastar la hipótesis de que la ingesta de leche descremada y en polvo a diario puede actuar de forma inhibitoria ante episodios de gota.
Para ello, se empleó leche descremada en polvo, pero, además, enriquecida con glicomacropéptido y extracto de grasa de leche (G600). El grupo de prueba se constituyó por 120 pacientes con episodios de gota frecuentes.
Estos pacientes debían consumir a diario la leche, para lo cual, serían medidos de forma mensual durante tres meses, a fin de contabilizar la cantidad de crisis de gota que estos presentaran durante este período de tiempo.
Los resultados arrojaron un panorama claro: la frecuencia de los ataques de gota se vio reducida durante tres meses. El consumo de leche descremada enriquecida permitió observar múltiples cambios en los pacientes, como lo fue la disminución del dolor en los ahora también reducidos ataques de gota, excreción de ácido úrico y como una mejor sensación en las articulaciones.
Recodemos que uno de los factores determinantes para la gota es el exceso de ácido úrico en la sangre, lo que ocasiones un efecto inflamatorio en las articulaciones. El lograr que el organismo disminuya las reservas de este complejo, jugará en contra de los ataques de gota.
Esta investigación realizada en el 2012, permitió corroborar la hipótesis del consumo de leche frente a los ataques de gota. La ingesta de leche enriquecida propicia efectos antiinflamatorios en el organismo, ajustando la respuesta inflamatoria de los cristales de urato monosódico, los cuales se encuentran en las articulaciones.
La gota, si bien es un tipo de artritis, suele caracterizarse por episodios intensos de dolor en las articulaciones (artritis aguda). El exceso de ácido úrico crea cristales que terminan por adherirse en las articulaciones, lo que ocasiones el dolor típico. En términos porcentuales, esta afecta al 2% de la población mundial, por lo que se le considera una enfermedad rara.
El consumo de leche no es, entonces, precisamente perjudicial para los casos de gota. Sin embargo, la discusión no llega hasta este punto. Hay que entender, ahora, que no se puede consumir cualquier tipo de leche como mecanismo para actuar ante la gota. De hecho, son muchos los alimentos que se recomiendan para la gota y la artritis, los cuales tienen una composición especial. Revisemos cómo aplica esto para el caso de la leche.
La leche no es mala para la gota, pero…
De lo más resaltante del caso expuesto anteriormente, debemos valorar que se trata de leche descremada, la cual está enriquecida con otros componentes. Los pacientes con gota no pueden consumir cualquier tipo de leche, ya que los niveles de caseína presentes en estos lácteos pueden actuar de forma negativa para su salud.
Se sabe que las personas con artritis deben cuidarse del consumo de lácteos, pues su ingesta inadecuada pudiera empeorar su cuadro. Sin embargo, esto no excluye el hecho de que la vitamina D, presente en la leche, le otorga grandes aportes, junto con su también y ya conocido beneficio en calcio para los huesos.
Al paciente con gota debe determinar la leche que puede consumir, ya que tampoco consiste en deshacer por completo el consumo de lácteos en su dieta, pues esto también podría traerle serias consecuencias para su salud.
Deshacer el ácido úrico
La clave, más allá del consumo de leche, se basa en aprender a regular los niveles de ácido úrico en el organismo. Recordemos que el consumo de lácteos, en tanto estos no posean azúcares añadidas, no supondrán un problema para este punto. No obstante, todos aquellos alimentos que puedan exceder el ya desmedido ácido úrico presente en el organismo, serán nocivos para el paciente con gota.
Vale acortar que el ácido úrico no solo debe regularse mediante la alimentación, sino también a través de ciertos medicamentos, por lo tanto, es importante consultar con un especialista por aquellas recetas que se necesiten para atenuar tanto como sea posible la acentuación de este compuesto en las articulaciones.
Así mismo, considerar que todos los excesos son negativos, y que la idea no es aumentar drásticamente el consumo de leche descremada y enriquecida como se observó en el experimento. Se trata de conocer los límites del organismo y la forma en que podemos aportar de forma positiva desde la alimentación.
La gota es una enfermedad que puede comprometer seriamente la vida de una persona, sobre todo cuando se trata de ataques repentinos y agudos. Es imprescindible atender a la brevedad posible este tipo de cuadros, ya que pudieran convertirse en un problema mucho más dramático para la vida del paciente y de quienes le rodean, ya sea por gota o por artritis inclusive.
Referencias: Mayoclinic
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