Rodrigo Díaz de Vivar-historia-biografia

Rodrigo Díaz de Vivar, también llamado El Cid campeador.

(Vivar, actual España, h. 1043-Valencia, 1099) Caballero castellano. Hijo de Diego Laínez[1], descendiente del semi-legendario Laín Calvo[2], quedó huérfano a tierna edad y fue educado junto al infante Sancho, hijo del rey Fernando I de Castilla y León, quien, al acceder al trono castellano, lo nombró alférez real (1065)[3]. Hacia 1066, el prestigio de Rodrigo Díaz se vio notablemente incrementado a raíz de su victoria en el combate singular que mantuvo con el caballero navarro Jimeno[4] Garcés, para dirimir el dominio de unos castillos fronterizos que se disputaban los monarcas de Castilla y Navarra; el triunfo le valió el sobrenombre de Campeador. Como jefe de las tropas reales, Rodrigo participó en la guerra que enfrentó a Sancho II de Castilla con su hermano Alfonso VI de León, quien, derrotado en las batallas de Llantada (1068) y Golpejera (1072), se vio obligado a buscar refugio en la corte musulmana de Toledo[5]. El destino, sin embargo, quiso que Sancho II muriera en 1072, cuando intentaba tomar Zamora, con lo que Alfonso VI se convirtió en soberano de Castilla y León.

El nuevo monarca no sólo no manifestó resentimiento hacia el Campeador, sino que, consciente de la valía de sus servicios, lo honró concediéndole la mano de su sobrina, doña Jimena, con quien casó en julio de 1074. No obstante, unos años después, en 1081, una inoportuna expedición a tierras toledanas sin el premiso real, que puso en grave peligro las negociaciones emprendidas por Alfonso VI para obtener la emblemática ciudad de Toledo, provocó su destierro de Castilla y la confiscación de todas sus posesiones.
Acompañado de su mesnada, el Campeador ofreció sus servicios primero a los condes Ramón Berenguer II y Berenguer Ramón II de Barcelona, pero, al ser rechazado, decidió ayudar a al-Muqtadir (o Moctádir ben Hud), rey de Zaragoza, en la lucha que mantenía con su hermano al-Mundir, rey de Lérida, Tortosa y Denia, quien contaba con el apoyo de los condes de Barcelona y del monarca Sancho I Ramírez de Aragón. Al servicio de al-Muqtadir, venció en Almenar a Berenguer Ramón II (1082) y cerca de Morella a al-Mundir y el soberano aragonés (1084).

Durante este período fue cuando recibió el sobrenombre de Cid, derivado del vocablo árabe sid, que significa señor. En 1086, la derrota de Alfonso VI frente a los almorávides en Sagrajas propició la reconciliación del monarca con Rodrigo Díaz, quien recibió importantes dominios en Castilla[6]. De acuerdo con el soberano castellanoleonés, el Cid partió hacia Levante, donde, entre 1087 y 1089, hizo tributarios a los monarcas musulmanes de las taifas de Albarracín y de Alpuente e impidió que la ciudad de Valencia, gobernada por al-Qadir, aliado de los castellanos, cayera en manos de al-Mundir y Berenguer Ramón II. En 1089, sin embargo, una nueva disensión con Alfonso VI provocó su definitivo destierro de Castilla, acusado de traición por el rey[7].

Rodrigo decidió regresar al oriente peninsular, se convirtió en protector de al-Qadir y derrotó una vez más a Berenguer Ramón II en Tévar (1090). Muerto su protegido, decidió actuar en interés propio, y en julio de 1093 puso sitio a Valencia, aprovechando el conflicto interno entre partidarios y opuestos a librar la ciudad a los almorávides. El 15 de junio de 1094, el Cid entró en Valencia[8] y organizó una taifa cristiana que tuvo una vida efímera tras su muerte[9], acaecida el 10 de julio de 1099. Doña Jimena, su viuda y sucesora, con la ayuda del conde Ramón Berenguer III de Barcelona, casado con su hija María en 1098, consiguió defender la ciudad hasta el año 1101, en que cayó en poder de los almorávides[10]

[1] Noble, de la aldea de Vivar (aldea fronteriza con Navarra), que defendió la frontera del debilitado reino castellano-leonés contra las tropas de García Navarra (c. 1054).
[2] Uno de los jueces de Castilla.
[3] En cuanto a acciones bélicas, el joven guerrero Ruy Díaz intervino ya en Mayo de 1063 al lado de Sancho, en ayuda de Moctádir (tributario de Fernando I) contra Ramiro I de Aragón, que quería adueñarse de Graus.
[4] O Jiménez.
[5] Sancho se gana la corona de León y, exhortado por la infanta Urraca, deja ir a su hermano del castillo de Bugos a la corte del rey Mamún.
[6] El rey le otorga entre otros bienes, el castillo de Gormaz.
[7] Se le confiscaron los bienes y llevaron a prisión a Jimena y a sus hijos Diego, María y Cristina.
[8] Allí se reuniría además con su esposa e hijos.
[9] Pero antes de eso, preocupado como estaba por su familia, realizó los matrimonios de sus hijas: a Cristina, la mayor, con el infante Ramírez de Navarra; y a María, la menor, con Ramón Berenguer II el grande, conde de Barcelona.
[10] Datos obtenidos de: POEMA DEL MIO CID. Edición, introducción y notas de Pedro M. Cátedra, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, con la colaboración de Bienvenido Carlos Morros. RBA Editores S. A., Barcelona, 1995.
Diccionario Interactivo de Biografías Océano. 2004.

Ver también: SEO España

Destierro Buonaparte-historia-biografia

Veremos aquí el destierro de la familia Buonaparte de su patria chica.
En derredor de Francia tropas austro-prusianas asediaban las francesas que tomaron la ofensiva e invadieron a Bélgica para disgusto de Inglaterra.
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Pero los franceses también se apoderaron de Saboya y Niza, posesiones del rey Víctor Amadeo del Piamonte, aliado de Austria. Córcega debía luchar al lado del gobierno francés. Cerdeña, la isla vecina estaba en poder de Víctor Amadeo, pero Paoli prefirió atacar las islas menores de Caprera y Maddalena pertenecientes también a Cerdeña, pero la operación fue un fracaso. De Paoli[1] se supo que se inclinaba por los británicos, fue acusado. Paoli pensaba que el corso Napoleón estaba en contra suya, lo mismo que Luciano y ordenó capturarlo vivo o muerto. Bonaparte hubo de esconderse en los bosques de Córcega mientras maquinaba cómo tomarse a Ajaccio, que él juzgaba favorable al gobierno central (Francia); pide ayuda y colaboración a Saliceti quien le da luz verde. Dos barcos y cuatrocientos hombres son empeñados en el intento pero antes sugiere a su familia que salgan de la ciudad.
El 31 de mayo, haciendo caso del mensaje de su hijo, Leticia, su madre, estaba ya en una barca a la cabeza de los barcos franceses; ella y sus hijos se trasladarían a Calvi, ciudad corsa en poder de los franceses. Napoleón bombardeó la ciudadela donde moraba Paoli pero fracasó (por segunda vez solo que en bandos contrarios) en su intentona y ordenó la retirada. El 3 de junio se le veía ya en compañía de sus tres hermanos y sus cuatro hermanas en Calvi. Él y su familia fueron decretados fuera de la ley, siendo embargados todos sus bienes, quedando cada uno de los Bonaparte tan solo, como propietarios del traje que cada quien portara.
El 10 de junio de 1793 se embarcaron los Bonaparte rumbo a Tolón (Francia). «Abandonaban Córcega decididos a considerarse, para siempre jamás, ciudadanos franceses y republicanos de corazón.» [2]
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Ver también: Nacimiento de Napoleón , Napoleón: subteniente
[1] “Desde el momento que los hermanos Buonaparte han apoyado la impostura y tomado el partido de la Convención, sería indigno del pueblo corso seguir ocupándose de ellos…basta con abandonarlos a sus remordimientos íntimos y a la opinión pública, que ya les ha condenado a una perpetua execración e infamia”
[2] Bibliografia consultada:
Ludwing Emil. Napoleón. Editorial Juventud, S.A., Barcelona, 1929.
Cardona Castro Francisco Luis (director de la obra). Napoleón. Colección grandes biografías. Edimat Libros. ISBN: 84-8403-871-8

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Silvestre I-historia-biografia

Esta es una breve biografia de Silvestre I(Roma,?-id., 335) Papa (314-335). Convocó el concilio de Nicea, en el 325, que fue presidido por el propio emperador Constantino y en el cual se trató de resolver la cuestión del arrianismo, que fue condenado como herejía[1].
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Silvestre I es famoso por la llamada Donación de Constantino, un texto espúreo, elaborado en la cancillería papal siglos más tarde, según el cual el emperador, arrepentido de sus actos, se postró ante este Papa y le entregó la corona imperial, así como la púrpura y los otros signos del poder de Roma. Por lo visto, Silvestre no aceptó la corona, y Constantino la siguió ciñendo cuando se trasladó a Oriente. Esta leyenda sirvió en su momento para defender la primacía de Roma frente a Constantinopla, ya que dejaba entrever que el emperador había conservado la Corona por la benevolencia del Papa, quien era su depositario último. Más adelante, la leyenda sirvió como argumento para sostener las tesis papales frente a los emperadores germánicos. [2]
Se admite que Silvestre fue el primero en usar el nombre de dominica (domingo) en memoria de la resurrección de Jesús, para designar al día siguiente al día sábado; se dice que también ordenó el empleo de vestiduras de lino para las funciones litúrgicas.
En vida y ejercicio papal suyo se manejaban los cismas propiciados por los donatistas, aparte del pleito con Arrio.Silvestre I falleció el 31 de Diciembre del 335, día en que celebra su memoria la Iglesia romana.[3]
[1] Participaron las iglesias de Italia como Roma, Porto, Centumcellae, Ostia, Capua,Arpi, Siracusa, Cagliari, Milán y Aquileya. En este concilio se formuló el famoso símbolo niceno: «Creemos en un solo Dios, Padre Omnipotente, creador de todas las cosas, visibles e invisibles».
[2] Diccionario Interactivo de Biografías Océano. 2004
[3] SABA AGUSTIN. HISTORIA DE LOS PAPAS. Tomo primero Desde San Pedro a Celestino V, Editorial Labor, S.A., Barcelona 1951.

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