En Egipto 1785-1500 AC (antes de de la era cristiana), vamos a dar un estudio global a la historia antigua de los egipcios en este periodo de tiempo, de tal forma que podamos apreciar no solo su riqueza cultural sino el modelo copiados por muchos de sus vecinos en el plano religioso y mítico.
Para comprender un poco el nudo giordano que habremos de desenredar respecto al posible Éxodo Judío, nuestro introito ha de empezar desde el año 1.785 a.C. (todas las fechas a partir de aquí y salvo que se diga lo contrario son antes de la Era cristiana).
La Dinastía XIII (alto Egipto) se instala en el palacio faraónico, con un gran número de reyes, siendo un periodo de turbulencias (un siglo) y pobreza.
Invasores de raza oscura, procedentes del este invadieron Egipto[1], quemando las ciudades y arrasando con su riqueza(los hicsos, «gobernadores de las tierras altas», que eran semitas errantes[2] que comerciaban sus productos con Egipto, o buscaban refugio, o requerían espacio para abrevar sus rebaños).
El hambre y/o los movimientos étnicos, trajeron inmigrantes semitas (nómadas y cananeos que no constituían un solo pueblo o tribu) al Delta (junto a hurritas), ingresando por el Sinaí, fundando un Estado en el Bajo Egipto (hasta Siria) y controlando sus posiciones de poder durante varios años. Que un grupo de reyes pastores tuvieran mayor preponderancia que su vasta cultura agrícola era humillante. Estos pueblos invasores son del linaje de los hebreos, que luego denostarán de su extracción cananea. Sin embargo los estudios recientes confirman que el ascendiente asiático residía en Egipto desde la anterior dinastía, actuando muchos de ellos como camareros, cocineros, sastres, etc.
Su llegada universalizó el uso del bronce, se trajeron los carros tirados por caballos, las armaduras de escamas, el telar vertical, la lira, el laúd de cuello alto y el oboe. Pagaron tributo o al menos mantenían cordiales relaciones comerciales con los minoicos y babilonios.
Gobernaron los sus estados del Delta desde Menfis en primera instancia y luego desde Avaris en el Noreste.
Los indicios sugieren que una Dinastía XIV trataba de gobernar a su vez los pueblos del bajo Egipto; este enfrentamiento entre dos caudillos y familias debilitó la estructura defensiva del pueblo egipcio y permitió su debacle. Dos linajes de hicsos gobernaron a Egipto, las dinastías XV y XVI, poseyendo nombres extranjeros como Jacob-El, Anath-her y Khyan; adoptaron nombres reales egipcios y adoraban a Ra y a Seth (Sutekh, el equivalente egipcio de su Baal). No se dispersaron demasiado ciñendo sus fronteras al bajo Egipto y a Siria. Establecieron su capital en Avaris, en la orilla noreste del delta del Nilo.
Puede que durante el período de dominación de los hicsos, entrasen en Egipto gran cantidad de inmigrantes asiáticos desde el sur de Siria (Canaán). Bajo un gobierno nativo, una inmigración de esta índole habría despertado grandes recelos y no se habría alentado su entrada en el país. Los reyes hicsos, en cambio, debieron acoger a estos inmigrantes como compatriotas asiáticos con los que podían contar para su programa de mantener a los nativos egipcios bajo control.
De hecho, la historia bíblica de José y sus hermanos tal vez refleje este período de la historia egipcia. Sin duda, el benévolo monarca egipcio que convirtió a José en su primer ministro, dio la bienvenida a Jacob y asignó a los hebreos un lugar allí (en el delta al este de Avaris), no pudo haber sido un egipcio nativo. Fue sin duda un rey hicso.»[3]
Año 1.645. Los inconformes habitantes de Tebas establecieron su propia monarquía, la llamada Dinastía XVII, que compartió estelaridad y protagonismo al coexistir con su homóloga hicsa (dinastía XVI). Durante este periodo considerado, los invasores hicsos aplacaron su voracidad guerrera, se sedentarizaron, se asimilaron a la cultura egipcia, mientras los nativos asimilaron en propiedad las novedades foráneas, incorporando por ejemplo el empleo de carros y caballos.
Un poco antes de 1.570, Iah-Hotep, «el dios luna está en paz» hija del rey Taa I y de la reina Tetisheri, originaria de Tebas, comienza la campaña de resistencia para expulsar el poder invasor. Su valiente esposo, el rey Seqenenre-Teo, «el que ve aumentado su valor por la luz divina» conducía las tropas, muriendo en el frente de batalla. Iah-Hotep quedó viuda y con dos hijos, Kamosis y Ahmosis.
Kamosis (Kamoses, «Ha nacido la potencia), príncipe Tebano, retoma la bandera de la libertad agitada por su progenitora y empieza la liberación egipcia del control extranjero; no obstante fue un hermano menor suyo, Ahmés (Ahmosis o Ahmose)[4]«el de las grandes transformaciones, el toro en Tebas, el que reúne las Dos Tierras, la luz divina (Ra) es el señor de la fuerza»quien logró terminar la emancipación,tomando Avaris, la capital de los foráneos y expulsando a los hicsos[5],quienes según Manetón emigraron a Siria y se establecieron definitivamente en lo que ahora se conoce como Judea.[6]
También, según este autor egipcio (conocemos una cita indirecta), por lo menos doscientos cuarenta mil hombres salieron de Egipto y fundaron Jerusalén.[7]
Hizo también Ahmés una excursión militar[8] a Fenicia y Siria (que eran una confederación inconexa de varias naciones en pugna permanente) agrandando los límites de Egipto bajo su audaz égida. Reforzó el control sobre el flujo de emigrantes de Canaán al Delta, estableciendo un sistema de fuertes a lo largo de la frontera oriental del Delta, apalancado en tropa y funcionarios.
Doblegó a la siempre ambiciosa nobleza y restableció e poderío egipcio en el norte de Nubia. Se casó con una mujer excepcional Ahmés-Nefertari «nacida del dios-luna, la más bella de las mujeres», quien fue la encargada de fundar una nueva institución económica y religiosa, un colegio de sacerdotes y sacerdotisas de Amón. Es el inicio de la Dinastía XVIII, la más importante de la historia egipcia, con ella adviene el Imperio Nuevo.
Al parecer algunos asiáticos se quedaron en calidad de esclavos, despojados de todo poder e influencia[9] (como medida defensiva a futuro, de la potencial retaliación de los hicsos[10]). Es el posible origen de las leyendas israelitas post-José.
Año 1.545.
Amenhotep I (Amenofis)[11] asciende al trono del faraón[12] y gobierna por 21 años. En sus años de infancia, gobernó como regente su mamá Ahmés-Nefertari, quien fue una mujer longeva (vino a fallecer bajo el reinado de Tutmosis I).Consolidó las posiciones egipcias en el Sinaí y avanzó considerablemente al Oeste del Nilo (actual desierto del Sahara, que en estas fechas tenía reductos fértiles y población considerable; habían viñedos, olivos y ganados), dominando a Libia[13]. Este movimiento estratégico, de ubicar contingentes de sus tropas en estos territorios, acabó con las hordas de asaltantes que robaban las comunidades agrícolas del Nilo.
Es el primero en encontrarse a los hapiru en Canaán, llevando a algunos de ellos cautivos para ponerlos a trabajar en proyectos de construcción en Egipto.
La pobreza a que estaban sometidos los reyezuelos cananeos de Palestina ha dejado muy pocos testimonios de un arte totalmente condicionado por el Egipto del Imperio Nuevo, tanto en importaciones como en imitaciones, como las halladas en Beisán y Lakish.»[14]
Pasados veintiún años, Tutmés I, gobierna Egipto y su mandato dura 19 años (6 dicen otras fuentes). Llegó hasta la cuarta catarata y también conquistó las costas orientales del Mar Mediterráneo (Siria y Palestina), llegando incluso hasta Karkemish, sobre el alto Eufrates. Es considerado el mayor guerrero de Egipto.
Artísticamente se empiezan a construir colosales estatuas y enormes templos en Tebas.
[1] Fue realmente un proceso gradual de inmigración cananita a Egipto; no una campaña militar conjunta. Las excavaciones arqueológicas en Avaris lo confirman y desmienten la versión «acomodada» de Manetón que es la usada por la historia oficial.
[2] Adoradores del dios Seth, que en la mitología tradicional egipcia encarna las turbulencias de la tempestad y el poder hostil del desierto (Hadad o Baal). Baal-Seth, es el nombre del culto impuesto por estos invasores.
[3] ASIMOV Isaac,Historia de los Egipcios, Alianza Editorial, Madrid, 1993., página 76.
[4] «el de las grandes transformaciones, el Toro en Tebas, el que reúne las dos tierras, la luz divina (Ra) es el señor de la fuerza»
[5] Que en realidad constituían una alianza tenue de tribus semíticas de Siria y sus alrededores a donde volvían, dejando de existir como hicsos, pero continuando sus existencias como cananeos, amorritas y fenicios, para seguir disputándole a Egipto los territorios adyacentes al Mediterráneo Oriental.
Habría un choque con la cronología propuesta en la Biblia que en 1 de Reyes 6:1 considera que el Éxodo (cien años después de la expulsión de los Hicsos), tuvo lugar 480 años antes de iniciarse la construcción del Templo de Jerusalén (1.440 a.C.) en el cuarto año del reinado de Salomón. El tema se complica si tomamos a pie juntillas la construcción de la ciudad de Ramsés (Éxodo 1:11) previo a su salida. El primer faraón llamado Ramsés existirá hasta el año 1.320 y la ciudad concreta de Pi-Ramsés («La casa de Ramsés») se construyó en tiempos de Ramsés II (1.279-1213 a.C.)
[6] ASSMANN Jan, Moisés el egipcio. OBERON Historia, Grupo Anaya S.A., Madrid 2003, página 45.
[7] JOSEFO Flavio, Contra Apión, en AUTOBIOGRAFIA. CONTRA APION, biblioteca básica GREDOS, 189, Madrid, Editorial GREDOS 1994, página 191.
[8] El ejército egipcio tenía a su favor el fervor nacionalista, el estar bien adiestrado y la moral elevada. Además había incorporado a sus fuerzas, carros y caballos.
[9] Trabajaban en las minas, las canteras y la construcción en general.
[10] Tenían buenas relaciones con los líderes de las poblaciones de Palestina.
[11] Quizás era el rey tipo, propuesto por el relato del Éxodo que habla del faraón «que nada sabía de José».Había pasado mucho tiempo, el faraón procedía del sur y desconocía la historia reciente del periodo hicso.
[12] Ya no solo eran sacerdotes y hasta dioses, ahora eran grandes generales, enalteciendo su soberanía ante los ojos del pueblo, mudándolo en un símbolo de poder más efectivo. En el imperio nuevo el rey obtuvo un nuevo título. Hasta el momento se referían a él indirectamente. Es a partir del Imperio nuevo que el título faraón se empieza a usar; la confusión de uso parte del anacronismo empleado por los escribas del Éxodo, que citaban a los gobernantes egipcios anteriores como faraones.
[13] Nombre que se daban a sí mismos una tribu aborigen. Los egipcios generalizaron con este nombre a todo el norte de África al Occidente del Nilo.
[14] OCHOA José, Atlas histórico de la Biblia, Antiguo Testamento, Acento editorial;Madrid 2003, página 88.
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