Falacia del costo hundido, sesgo, qué es, en qué consiste

Vamos a desarrollar otro tema de lógica y argumentación, de sofismas y falacias.La Falacia del costo hundido, sesgo, que es, en qué consiste, ejemplos.No hace mucho veíamos Los sesgos cognitivos que engañan a tu cerebro y ¿Qué es el sesgo cognitivo?

Los anteriores temas son el piso, en contexto para esta disertación.

Introducción

El sesgo de los costos hundidos es una trampa de pensamiento que no solo ralentiza los esfuerzos de mejora personal, sino que puede hacer que las personas literalmente desperdicien toda su vida, algo que he visto que sucede con una regularidad inquietante. La buena noticia es que, como la mayoría de las trampas del pensamiento, el paso más importante que puede dar para superarlas es simplemente darse cuenta de ellas.

Significado

Los individuos cometen la falacia del costo hundido cuando continúan un comportamiento o esfuerzo como resultado de los recursos previamente invertidos (tiempo, dinero o esfuerzo) . Esta falacia, que está relacionada con la aversión a la pérdida y el sesgo del status quo , también puede verse como un sesgo resultante de un compromiso continuo . Es lo que los entendidos llaman un atajo mental producto de la aversión a las pérdidas (que nubla la razón y nos distrae de fijarnos en las posibilidades reales de ganar), al error,.

Explicación

Se trata de costos irrecuperables, de algo en lo que ya incurrimos , independientemente de lo que suceda en el futuro. Son una falacia porque nos empuja a hacer cosas que nos hacen infelices o poco productivos.

La trampa de los costos hundidos se refiere a la tendencia de las personas a realizar de manera irracional una actividad que no cumple con sus expectativas. Esto se debe al tiempo y / o dinero que ya han invertido. La trampa de los costos hundidos explica por qué las personas terminan películas que no disfrutan, terminan comidas que saben mal, guardan ropa en el armario que nunca han usado y se aferran a inversiones que no rinden bien.

Ejemplos

Las personas a veces piden demasiada comida y luego comen en exceso solo para «obtener el valor de su dinero».

Del mismo modo, una persona puede tener un boleto de $ 20 para un concierto y luego conducir durante horas a través de una tormenta de nieve, solo porque siente que tiene que asistir debido a que ha realizado la inversión inicial. Si los costos superan a los beneficios, los costos adicionales incurridos (inconvenientes, tiempo o incluso dinero) se mantienen en una cuenta mental diferente a la asociada con la transacción del boleto.

En una ocasión compré unos zapatos de marca que me maltrataban el pié, pero los usé hasta el final porque costaron un dineral, porque tal vez al hacerlo haría que el dinero gastado haya valido la pena. Puede ser, pero, ¿a costa de qué? ¿de la comodidad o de la salud?

Otro ejemplo más. Una relación romántica que ha durado mucho, es más compleja de romper objetivamente. Es toda una trampa cognitiva y psicológica. Seguimos ahí solo para tratar de justificar nuestra apuesta en tiempo y dinero no porque funcione. Se trata de hacer al máximo que todos esos años hayan valido la pena.

Y ya para cerrar este ciclo de ejemplos, el jugador de casino que va perdiendo hasta la camisa pero sigue empecinado y no se rinde a pesar de no tener garantías de recuperar todo el capital apostado y, de tener un 99% de probabilidades de terminar con un descalabro financiero aun mayor.

Conclusiones

Querer hacer que una inversión valga la pena es un vicio de pensamiento y de comportamiento en el que incurrimos los humanos de cuando en cuando. Es preferible tomar las pérdidas ahora y no agrandar el hoyo. Reducir las pérdidas y continuar.

Temer fracasar y parecer ingenuos o tontos. El hecho de vivir en una cultura orientada al éxito nos hace olvidar que cometer errores es la escuela ideal para triunfar.

Si nos aferramos a nuestros compromisos por la etiqueta no por el fondo del asunto, podemos fallar y estancarnos, hay que mirar con lupa las posibilidades, siempre.

Creemos que somos tomadores de decisiones racionales, pero nuestras decisiones están predominantemente controladas por la mente automática e intuitiva (mente emocional) en lugar de la mente racional. Podemos cambiarlo pero requiere práctica y disciplina.

Piense desde la perspectiva de un forastero, que no tiene pasado ni anclajes innecesarios.

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