Publicidad e inferencia

Publicidad e inferencia van muy unidas, como lo insinuamos ya en el post anterior titulado comerciales para enseñar inferencias.

Los seres humanos somos criaturas inferenciales, entrenados para leer todo lo que se dice en sentido literal y en el contexto en el que se menciona. Los anunciantes, de forma rutinaria explotan esta tendencia nuestra a sacar conclusiones: el consumidor puede ser inducido  creer cosas acerca de un producto o servicio, que no se ha manifestado de manera explícita. ¿Porqué sucede esto? Generalmente por los controles puestos a las pautas publicitarias y a los castigos que se imponen por publicidad engañosa u ofensiva.

Desde el punto de vista cognitivo, la información inferida se recuerda como si fuera indicada explícitamente. Esto permite a los anunciantes proponer y «argumentar» de manera invisible, sin molestarse en sostener dichas figuras lógicas. También se utilizan para efectos de brevedad, atención y recordación.

Originalmente los primeros anuncios se usaban para informar a la gente de productos y servicios. En la actualidad antes que para informar, se usan para persuadir.

Leer también: objeción de inferencia, lectura comprensiva inferencial

Ediciones 2014-18

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