Iniciativa y riesgos

Inciativa y riesgo, una dupla casi que inseparable en el juego de la vida o en el de los negocios.

Sabemos por nuestra experiencia diaria, que «todo el mundo quiere ir al cielo, pero nadie quiere morir», nadie quiere pagar el precio, asumir el costo de ascender por la pirámide del éxito o de los negocios. No basta con poseer un título universitario, un postgrado, un MBA , un doctorado o un PhD. Se trata de ser un profesional, es decir, aquella persona que hace lo haga falta para que las cosas sucedan, sin violar las normas legales o éticas; profesional, como sinónimo de quien trabaja mucho más de lo esperado y toma la iniciativa pese a los riesgos inherentes.

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Un momento. Nuestro sistema educativo predicaba hasta hace poco los trabajos repetitivos , de memoria y ejecutados con celeridad, castigando la iniciativa y la propensión de los líderes a correr riesgos, así estos fueren calculados. Porque «atreverse» implica ingresar al territorio de las probabilidades y las posibilidades; al tomar la iniciativa, uno mismo es su jefe y control y no se tienen claras las cartas de marear (es decir, no como cuando se nos transmiten instrucciones para obedecer y cumplir al pie de la letra). Así es la vida real, uno nunca dispone de suficiente información para decidir, pese a internet y al caudal de datos que allí pululan. Pero hay que hacerlo, aun corriendo el riesgo de decidir mal, porque es peor no decidir o paralizarse analizando en un bucle sin fin.

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Pero tomar la iniciativa y asumir los riesgos del día a día son una característica de los triunfadores, de los que buscan nuevas formas de actuar sobre su entorno. Y más allá de la recompensa material se encuentra la satisfacción del trabajo bien hecho y del mayor conocimiento y control sobre nuestra propia vida.

¿Cómo tomar la iniciativa en los negocios y en las profesiones?

1-) Hágase cargo de lo que nadie quiere, así la competencia será poca, los envidiosos y mirones escasearán y usted, tendrá bastante autonomía y campo de acción para innovar o perfeccionar procesos.

2-) Busque problemas. Aclaro, no se meta en problemas personales ni mucho menos ande por ahí agrediendo a sus congéneres. En cambio pregúntese reiteradamente: ¿Que es lo que no funciona? ¿Que se puede mejorar?

3-) No aguarde a que le enseñen. Pregunte, lea, ensaye, perfeccione…siempre y cuando la vida de las personas no dependan de la seguridad de los procedimientos habituales.

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4-) Emita sus propias opiniones al respecto de un tema o de una situación.

5-) Equivóquese con orgullo pero tenga la humildad de reconocerlo, recoger los pedacitos y volver a empezar aprendiendo de los errores. Los grandes triunfadores suelen tener tras de sí una larga serie de fracasos.

6-) Aprenda el trabajo de otra persona o aprenda sobre una disciplina diferente de la suya, seguramente le dará otra óptica de las situaciones, otro método de abordar los problemas, otra clase de procedimientos que optimizarán su desempeño habitual.

7-) Sea un perfeccionista práctico mas no neurótico. El perfeccionista práctico busca la excelencia, olvida los detalles, cultiva hábitos laborales sistemáticos y que le permiten obtener resultados, siendo su nivel de productividad, alto.

8-) No se obsesione con éxitos espectaculares. Un gol vale lo mismo si se obtiene eludiendo a todo el equipo rival o si se hace desde mitad de cancha. Se trata de ser 1% mejor en 1.000 casos y no 1.000% mejor en un solo caso.

9-) Evite la rutina, busque variantes, mejoras, alternativas para hacer las cosas.

10-) Dedíquese a algo que lo apasione con alma, vida y sombrero. Es en esos campos donde la iniciativa, pese a los riesgos, da maravillosos resultados.

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