En eso de los insultos finos, de los desprecios elaborados, Winston Churchill era uno de los más destacados. Veamos. Para referirse a Neville Chamberlain prefería los siguientes epítetos: » En las profundidades de esa alma polvorienta no hay sino la más abyecta perdición…contempla los Asuntos Exteriores desde el interior de un cloaca municipal…» No van a negar que valía la pena ser su enemigo, puesto que destacaba uno porque destacaba.
Para referirse al primer ministro Attlee empleaba estos otros calificativos: es » un cordero con piel de cordero». Bastante sutil, creo.
Luego la agarró con Lady Astor, la primera mujer miembro del parlamento inglés, aunque los insultos eran mutuos. Ella decía de Churchill: » Si fuera usted mi marido, endulzaría su café con veneno»…Él ni corto ni perezoso le replicó: «Nancy, si yo fuera su marido, ¡me lo bebería!». Primer round.
En otra oportunidad, Winston le decía: «Nancy, es usted una criatura horrible». Ella le contestó muy tiesa y muy maja: «Y usted está borracho, Winston». -«Bueno, al menos mi estado habrá cambiado por la mañana».
Pero las anécdotas no paran ahí. Resulta que el escritor Bernard shaw envió a Churchill dos entradas para la noche de estreno de Santa Juana, «una para usted, y otra para un amigo, si es que lo tiene». De inmediato Winston le contestó, devolviendo las dos entradas, junto a una nota en la que lamentaba no poder asistir la primera noche: «Pero me gustaría tener entradas para la segunda», continuaba, «si es que la hay…»
Los insultos de Churchill, unas perlitas para recordar y repasar la historia.
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Ediciones 2011-18
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