Moisés esposas y teofanía

Moisés esposas y teofanía. En Moises, esposas y teofanía, narraremos y cuestionaremos a nuestro modo estos episodios de la vida adulta del personaje literario creado para justificar el éxodo y muchos mitos nacionales del antiguo judaismo. Como ya lo ya hecho en anteriores re-publicaciones, voy a juntar dos textos previos complementarios con el fin de dar mayor información y concreción.

Pasados los años, ya mayor (nótese el paralelismo del sujeto mencionado con Abraham y el personaje Jesús del Nuevo Testamento, personas cuya infancia es casi completamente ignorada, no cuentan sus años formativos en la estructuración del individuo para los escribas de turno) se da cuenta del estado opresivo de lo hebreos (el copista asume como si Moisés fuera consciente ya de su parentesco con la raza proscrita, aunque no menciona cómo o cuándo lo supo ni bajo qué circunstancias) y cómo golpean a un israelita; luego, el futuro gran legislador, hace justicia por su mano, y asesina al torturador de su pariente.

Al siguiente día trata de mediar en una disputa entre sus hermanos hebreos y le reprochan que nadie le ha dado autoridad para dirimir conflictos.

El rey de Egipto trata de ajusticiar este acto y entonces Moisés huye a Madián[1], para no enfrentar las consecuencias de sus actos (o como dirían los exegetas bíblicos, para hacer la voluntad del Señor; como si un Dios universal patrocinara la irresponsabilidad de uno de sus súbditos, que no acude a las instancias legales ni a los conductos regulares para resolver una queja, conocedor como era de su ascendiente en palacio, recurriendo a la más elemental fuerza bruta para desahogar su furia).

Según Buber, escogió ir donde los madianitas, sus antepasados por el parecido de costumbres con las hebreas.Allí, descansando junto a un pozo, conoce a las siete hijas[2] de Reuel[3] (sacerdote madianita), a quienes ayudó a abrevar el ganado, razón que llevaron a la casa paterna, diciendo que un hombre egipcio las había ayudado.

Como recompensa recibió por esposa a Zipporáh[5] o Séfora según otras traducciones (mujer cusita[6] según Números 12:1 RV 1960. ¿O tal vez es otra esposa del líder? Porque no es gratuito que sus hermanos murmuren de su “otra” esposa). [7]

Éxodo 2:22 (BJ)Esta dio a luz un hijo y llamóle Guersom[8], pues dijo: «Forastero soy en tierra extraña.»

En otras palabras, un sujeto con nombre teóforo se junta con una mujer de nombre “pajarito” en un lugar apartado y engendran a un hijo llamado “refugio”. Demasiado artificial para ser real, están fabulando los redactores.

  • [1] Término ambiguo que puede significar contienda, pleito, rencilla o en su defecto el nombre de un hijo de Abraham (Midiam) y sus descendientes.
  • [2] Palabra que en hebreo puede significar por igual, doncella o aldea.
  • [3] «amigo de Dios» Luego, según Jueces 1:16 se llama Jobab y era quenita. Los quenitas (nombre que traduce “herreros”) eran descendientes de Caín, no obstante ser adoradores de Yahvé, inclusive antes que los israelitas. Parientes suyos, los recabitas eran celosamente fanáticos de Yahvé (2 de Reyes 10:15, Jeremías 35, 1 de Crónicas 2:55).Pero los quenitas no pertenecían al convenio de Yahvé ni eran los herederos de la tierra prometida, se juntaron a ellos cuando la travesía del desierto (según Números 10:29). Seguían siendo nómadas, jamás se sedentarizaron. La familia del hijo de Reuel se incorporaría más adelante al pueblo israelita «Vente con nosotros, que nosotros nos portaremos bien contigo» (Números 10:29 y Jueces 4:11.
  • [5] TSipporá, pájaro.
  • [6] Aclarando que Cush no solo se señalaba en África sino que se ubicaba otro en Arabia Meridional. O sea que la esposa del hipotético Moisés no tuvo que ser necesariamente de raza negra.
  • [7] En la monografía 1 de esta seguidilla «Fundamentos culturales del judaísmo» páginas 86 y 87 se hace el cotejo contra el personaje literario de Shinué el egipcio en estos aspectos.
  • [8] «Refugio, de expatriado, divorciado». Un hijo suyo, Jonatán (y sus descendientes) fue sacerdote en la tribu de Dan (Jueces 18:30).
  • En el siguiente capítulo el suegro se llama ahora Jetró «su excelencia» y él le apacentaba las ovejas llegando hasta el monte Horeb, «desolado», que ya los escribas estigmatizan con el mote de montaña de Dios y es donde ha de ocurrir la teofanía, para asignarle a Moisés la misión de sacar a Israel hacia Canaán. También allí se revela como el dios de los antepasados (eso sugieren varias traducciones, no así el vocablo ab, literalmente padre, en singular)[1] cuyo nombre a partir de ahora es Yo soy. Aclarando, Yo soy el que soy: el nombre de la divinidad hebrea se asocia al verbo hayah o Jayá que significa ser, existir o acontecer; su repetición reforzaría este significado, queriendo decir, (según RV 1995, la Biblia de Estudio), Yo soy el que existe realmente y por sí mismo, no como los falsos dioses que no son ni pueden nada. Otra versión habla de una respuesta evasiva: Yo no doy a conocer mi nombre, porque ninguna palabra sería capaz de expresar lo que soy. (Conocer el nombre era tener en cierta manera poder sobre él. Cf. Génesis 2:19-20; 32:29-30) Otra variante derivada de la misma fuente: Yo soy el que estaré siempre para salvarlos, haciendo hincapié en que el verbo hayah denota una presencia viva y activa.

La versión profana (de Karl Leonhard Reinhold, 1.757-1.825) homologa esta expresión con la inscripción de la estatua velada de Isis[2] en Sais: «Yo soy todo lo que es».[3] Esta tal historia de la imagen de Isis es contada por Plutarco en el capítulo nueve de su tratado sobre Isis y Osiris.
O tal vez encaja dentro de los himnos de Akenatón: Yo soy todo lo que fue, es y será (yo soy ayer, soy hoy, yo soy mañana).Es como la negación de un nombre, o la revelación del anonimato.

Según este autor, la revelación del Sinaí era la representación a campo abierto de un ritual iniciático egipcio, revelado a un pueblo incapaz de comprenderlo[4], poniendo en aprietos a Moisés y obligándolo a apelar a milagros y a la disciplina corporal (traducido en prescripciones rituales) para facilitar su entendimiento.

Es así como la verdad debía ser impuesta por un poder secular que hacía las veces de autoridad policiva (alcanzando una legítima teocracia).
Este Yahvé (o eterno, auto-existente), se proclama el dios de sus antepasados y promete sacarlos de la esclavitud a una tierra que fluye leche y miel.

No falta quien piense que Yahvé era el dios de la montaña que residía (así fuera temporalmente) en la zarza sagrada del Sinaí, basándose en la bendición de Moisés en Deuteronomio 33:16[5], donde a Dios se le da el nombre shakán sené.

Sin embargo, contado hasta aquí lo que surge del Pentateuco, es claro que en la Hagadá (cuerpo de tradición rabínica no jurídica), quien sacó a los hebreos de Egipto fue Yahvé solo, a Moisés no se le atribuye ningún rol de primera plana: los humanos, aun los más grandes son instrumentos y medios en manos del soberano.

Juzgando la posible objetividad de este corpus de leyendas y anécdotas para opinar sobre Moisés, traigamos a colación que fue redactado cuando los Asmoneos (familia descendiente de una tribu sacerdotal, ejerciendo funciones reales y sacerdotales) luchaban contra los fariseos, que pugnaban porque los cargos gobernantes siguieran en la línea davídica.

Si hubieran consagrado a Moisés, de la línea de Leví, equivaldría a legitimar el régimen que combatían. Resultado de todo eso fue que el nombre Moisés fue eliminado de las liturgias israelitas.

  • [1] Se inclinan por el plural (padres o antepasados): DHH, N-C, RVA y la Vulgata. Lo hacen por el singular: BJ, LBLA, NVI, RV 1865, RV 2000, RV 60, RV 95 Y LXX. Opinamos que el contexto sugiere efectivamente el término padre o antepasado. En otro pasaje, Moisés al ponerle nombre a un hijo, (Éxodo 18:4) según BJ, reitera que «El Dios de mi padre es mi protector y me ha librado de la espada de Faraón.». Y todas estas versiones de la Biblia empleadas, lo reiteran.
  • [2] Lo más cercano a nosotros sería el sinónimo «naturaleza».
  • [3] ASSMANN Jan, Ob., Cit., página 138.
  • [4] El sincretismo y hermetismo egipcio se vivían an través del entendimiento de uno pocos sobre las verdades de su religión. A los ingenuos hebreos hubo que forzarlos a creer ciegamente, no entendían.
  • [5] (BJ) lo mejor de la tierra y cuanto contiene, y el favor del que mora en la Zarza: ¡caiga sobre la cabeza de José, sobre la frente del elegido entre sus hermanos!

Ver también: infancia de Moisés; ¿Quiénes eran los cananeos?

Ediciones 2012-14-17-19-21