Viaje a Pie, estudio, ensayo, crítica, opinión, resumen

Viaje a pie es un libro que recomiendo leer (nadie me está pagando por hacerlo, es algo sincero, de gusto), correspondiente al género literario del ensayo aunque tenga mucho de filosofía e inclusive del cuento o la fábula, depende la perspectiva con que se aborde. A continuación, reproduzco un texto propio, traído desde otra plataforma, al respecto:

Viaje a pie es un gran libro de la literatura colombiana, producción intelectual de Fernando Gonzáles uno de los pocos filósofos de alguna relevancia en la historia de ese país sudamericano (autor también de libros como Pensamientos de un viejo, una tesis, Mi Simón Bolívar, Don Mirócletes, El Hermafrodita dormido, Mi compadre, Cartas a Estanislao, El remordimiento, Los Negroides, Santander, El Maestro de Escuela, El libro de los viajes o de las presencias, La tragicomedia del padre Elías, y Martina la velera, por ejemplo).
Leerlo por primera vez fue todo un reencuentro entre filosofías truncas, crisis existenciales y angustiosas dudas bíblicas; un adolescente imberbe cual podría serlo en esa entonces, quien escribe estas líneas, se enfrenta a un jesuita que asimila el mundo y la civilización con una perspectiva desparpajada y escueta, sin miramientos amanerados.
Puede ser una gran fábula en torno al camino de la vida, que hay que abordar sin vehículos, a pie, simple y llanamente, despiertos y atentos a sus señales y guiños. Andar por la vida desde nosotros y hasta nosotros, conociéndonos y reflejando ese conocimiento en nuestros semejantes. Como dijo Gonzalo Arango en la presentación de este libro: “Yo me dirijo a la juventud, a esos que aún no están hipotecados ni muertos. A usted, que desespera de lo que es, que busca un camino, que está a tiempo de salvarse. Para usted evidentemente fue escrito este libro.”

Pero el conocimiento es un fruto difícil como dijera Nietzsche alguna vez, donde hay que combatir contra los prejuicios y contra una sociedad retrógrada y contradictoria en sus conceptos; el conocimiento suele ser un camino solitario, donde generalmente gana la vida.
Arango define a Gonzáles como un existencialista religioso y tal vez tenga razón; el autor de viaje a pie posiblemente brinque de la biblia a Unamuno, de Kierkegaard a los místicos, para producir en sus libros una filosofía castiza, práctica y sencilla para usted y para mi, para el obrero, para el ser humano normal que se cuestiona a diario por los grandes interrogantes de la vida en su idioma de pueblo, sin los arabescos y sin la rimbombancia de los escolásticos o los grandes teóricos de la filosofía en general.

Manuel José Caycedo, Arzobispo de Medellín en los tiempos del maestro González decía textualmente: “Viaje a pie está prohibido bajo pecado mortal porque ataca los fundamentos de la Religión y la moral con ideas evolucionistas…”
De impacto, González se autocalifica de filósofo aficionado, no alardea de su formación en filosofía. Sus “diario” empieza fechado del 21 de diciembre de 1928.
Haré pues algunas transcripciones antológicas del libro y algunos comentarios sueltos sobre los mismos para incentivar a quienes no lo hayan leído a hacerlo; en el caso de quienes alguna vez lo hayan hecho para hacerles sentir la conveniencia de leerlo una vez más para refrescar su alma sedienta de razones.

“El ritmo es tan importante para vivir como lo es la idea del infierno para el sostenimiento de la religión Católica. Cada individuo tiene su ritmo para caminar, para trabajar y para amar. Indudablemente cuando un hombre y una mujer se atraen, eso se verifica por sus ritmos; es porque unidos son importantísimos para la economía del universo. Por el ritmo podrían clasificarse los hombres.”[1]

“Los que triunfan, lo deben a una creencia arraigada, generalmente a la creencia en sí mismos…el hombre es lo que se cree.”[2]

“I. Un beso se da y no se pide.
II. En amor nada debe proponerse, sino hacerse.

V Casi nunca que se comienza acariciando se falla.

XII “Toda mujer que se distrae, se entrega”

Ahora, es fascinante su pensamiento respecto a la actitud del hombre moderno, al que tilda de cazador de fortuna, de obtuso en la consecución de dinero[3]. “Todo es para nosotros un medio para conseguir dinero”[4]… “¡Son tantas las mujeres hermosas y tantas las bagatelas que adornan sus cuerpos transitorios…y todo se vende![5] La moral se vuelve pragmática confusa.

“La humanidad se agarra desesperadamente a sus grandes hombres; les compone sus vidas con leyendas; corrige sus actos, los pule, pues los grandes hombres fueron en realidad seres vulgares el noventa y ocho por ciento de sus vidas…A ellos los creó la humanidad guiada por el deseo de purificarse.”

Viaje a pie, un libro que como los buenos vinos adquiere mayor gracia con el paso de los años; como las mujeres, se vuelve más interesante, y como los clásicos, nunca pierde vigencia.¿O es al contrario? No lo sé.
Ver también: El perfume, la insoportable levedad del ser, El Carnero
[1] Siempre desconfié de quienes sermoneaban sobre el amor y las relaciones de pareja, basados únicamente en argumentos teóricos y sin ningún roce con el bello género.
Acaso la vida fuera un gran baile donde uno se amañe más con quien mejor le siga a uno el paso; no se baila mejor con la más bella así la retina quede impresionada, se baila más a gusto con quien coordinamos mejor los movimientos y donde no hay necesidad de forzar la movilidad. Un cuerpo que oscila junto a otro cuerpo porque una sincronía interna le dicta la cadencia; feeling, química, magia, hechizo…vaya uno a saber. El truco radica en no pretender asir el agua sino en dejarla fluir o en desplazarnos dentro de ella.
[2] Es claro que la gran diferencia entre los ganadores y los personajes promedio radica en la actitud, no en la inteligencia o en los títulos logrados. Una actitud que se concentra en objetivos mesurables, una actitud que es también una pasión envolvente, una obsesión contagiosa.
[3] “un manojo de segundos y emociones.”
[4] Aun el posible placer por el saber, se supedita a la necesidad de acumular certificados que aseguren un ingreso más elevado en cualquier desempeño laboral.
[5] Una canción típica colombiana-Oropel creo que es su nombre- lo dice así: “amigo cuánto tienes, cuánto vales, principio de la actual filosofía…”.

Ediciones 2013-16-18

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